La tribuna de Semana Santa podría utilizarse como maqueta a escala real del chalé de Darth Vader en nuevas entregas de La Guerra de las Galaxias
Ni siquiera ha dado tiempo a retirar todos los bártulos del Festival de Cine cuando, a traición y aprovechando un momento de relax del confiado enemigo, ya ha plantado sus reales la criatura metálica de la Agrupación de Cofradías.
Estamos seguros de que los historiadores del futuro relacionarán la burbuja inmobiliaria con los vacuos aires de grandeza de la tribuna de Semana Santa, que bien podría lucir igual de hermosa en la parcela que muy pronto quedará libre en Hoyo de Esparteros. Al fin y al cabo, la operación de fina ingeniería urbanística malaguita del hotel de Moneo consiste en levantar una construcción de volúmenes excesivos en el sitio inadecuado, lo mismo que ya padecemos malagueños y visitantes en la plaza de la Constitución.
Lo curioso del artefacto que va a engullir la plaza más importante de la ciudad las próximas semanas es que ni siquiera aspira a aliviar la sensación opresiva que provoca. Con esa aerodinámica basta y esos herrajes ajados, más el chapón castigado y rayado, no hay alivio que valga. Parece que fue diseñado en una Málaga de coches de caballos y casas de postas. El (leve) paso del tiempo no le ha sentado nada bien a este inquietante cascajo.
Mucho más recatada y discreta era la tribuna anterior, que no aspiraba a reproducir un trozo del circo de Ben-Hur sino a adaptarse con respeto y contención a la plaza en la que quedaba instalada. La tribuna actual llama la atención por una desmesura que es idéntica a la que exhibe un futbolista recién ascendido a millonario cuando se compra un descapotable cantúo.
«¿Pero qué hace esto aquí?», se preguntan con mirada implorante y desnortada los guiris al toparse con el adefesio cofrade después de adentrarse por la armoniosa calle Larios. Ni la nave de Encuentros en la Tercera Fase exhibía tanta desmesura. Y cierto que la tribuna no es el súmmum de la elegancia y está fuera de lugar pero para eso está la Málaga Film Office, para sacarnos del embrollo de todos los años y quitarnos la depresión de encima.
Ahora que los productores de Hollywood han anunciado que seguirán exprimiendo lo que haga falta la saga de La Guerra de las Galaxias, ¿por qué no ofrecer el mazacote a George Lucas? El director no encontrará en otra parte una réplica más baratita de la Estrella de la Muerte. Y si al final de la película hay que pegarle un explotío –con todas las medidas de seguridad que hagan falta– tengan por seguro que al firmante no se le escapará una lágrima. Los momentos duros de la vida hay que afrontarlos con coraje. Que ustedes disfruten, un año más, de esta simpar tribuna.
La sugerencia
El pasado enero, en el acto de inauguración del panteón en forma de pirámide de San Rafael, bajaron a su interior, en medio del lógico silencio, una nutrida representación de políticos y entonces se escuchó bien alto una sugerencia felizmente no seguida: «Dejadlos encerrados».
Y digo yo, este cascajo cumple la normativa de seguridad, de prevencion de riesgos y autorizada por Urbanismo.