El cartel del Festival de Cine homenajea las cinco bolas de colores junto a la iglesia de San Juan, que tienen detrás una historia apasionante
El cartel del festival de cine español de Málaga de este año, la edición número 17, hace un guiño a la famosa calle (más bien un trecho) de las Cinco Bolas, junto a la calle San Juan. Una de ellas, la bola negra, se ha transformado para el cartel en el objetivo de una cámara.
Las bolas originales, por cierto, han ido cambiando de sitio, o al menos de color, con el paso del tiempo. Hace más de veinte años, por ejemplo, la bola amarilla no estaba a la derecha de la fila horizontal, sino a la izquierda, mientras que la bola roja era la de abajo, donde hoy se encuentra la negra. Así aparece, por ejemplo, en la Guía Histórica Artística de Málaga de Charo Camacho.
Las cinco bolas tienen una explicación preciosa que se pierde en esa noche tan empleada por los poetas, la noche de los tiempos. Hará cosa de una década que explicamos en esta misma sección su posible origen, explicación que el callejero municipal aprovechó para recoger en la versión de internet. Como el tiempo transcurrido es más que suficiente, volveremos a echar mano de un libro curiosísimo, editado por la desaparecida papelería Corcelles en 1973, obra de Rafael Verdier, con el título de Cinco bolas y un misterio, que da una explicación sobre esta centenaria presencia.
Para empezar, el autor señala que estas cinco bolas, dispuestas a modo de una cruz griega de cuatro brazos iguales representan a Jesús en la cruz con las cinco llagas. Pero el significado de la cruz se atenúa al ser griega y no latina porque guarda relación directa con el cirio pascual, el que festeja el sol de Pascua, el sol de la Resurrección de Jesús; de hecho, estas cinco bolas aparecen en muchos cirios pascuales.
En cuanto a los colores, el rojo simboliza el amor y el sacrificio; el verde, la esperanza y la vida; el negro, la muerte; el azul, el cielo y la pureza y el amarillo, ese sol que representaría a Jesús.
El autor también recuerda que estas bolas son idénticas a la cruz azteca de Quetzalcoalt, formada por cinco bolas, puntos o esferas. El punto del centro sería «el punto de contacto entre el cielo y la tierra». Visto desde arriba, las cinco bolas unidas forman la planta de una pirámide. Además, el cinco es la cifra de Venus y Quetzalcoalt, el ser cuyo corazón se convirtió, según el mito, en el planeta Venus.
Otra cosa muy curiosa es que la portada del libro representa las cinco bolas una vez más con los colores cambiados con respecto a la actualidad y a hace 20 años, ya que la bola amarilla, ese símbolo solar, está en el centro, la disposición más lógica. Antes de la llegada del Cristianismo, numerosas culturas celebraban el triunfo del sol en la primavera que, recordemos, meses más tarde llega a su máximo esplendor en la noche mágica del fuego, el solsticio de verano, que prácticamente coincide con la noche de San Juan.
¿Serían los colores de la portada los originales de las cinco bolas? En cualquier caso, aquí tenemos una explicación muy atractiva de este símbolo, que se encuentra también en otras culturas. Cinco bolas con historia.