En San José, al final de la línea 2 de la EMT se encuentra camuflada por una primavera llena de fuerza un ramal del acueducto no incluido en el ámbito del BIC
Hace unos días hablábamos del estado bastante aceptable del puente de los Once Ojos o de Quintana, uno de los más bonitos del acueducto de San Telmo, incrustado ya en la urbanizada Ciudad Jardín.
Esta obra de ingeniería del siglo XVIII sigue siendo, nunca mejor dicho, una fuente de sorpresas y son pocos los malagueños que conocen los 11 kilómetros de este Bien de Interés Cultural, de los que todavía funcionan cinco.
Y si el desconocimiento es grande en lo que se refiere al BIC, qué decir de sus ramales.
Uno de los más camuflados se encuentra a un tiro de piedra del final de la línea 2 de la EMT, en el inicio de San José. Justo enfrente, en una zona sin urbanizar llamada Pasaje Hospitalarios. Se trata de un terrizo acotado por los coches que aparcan a su alrededor y por unos cuantos contenedores de basura. Pero basta con aproximarse para descubrir un verdor desmesurado. Las hierbas y flores brotan con una fuerza que no se encuentra en los alrededores. La explicación la tenemos en los restos de una veterana acequia de piedra que cruza este pasaje, con un cauce también repleto de hierba que luego desaparece por una canalización subterránea.
Javier Aguilar, guarda del acueducto de San Telmo desde 2001, que sucede en el puesto a su padre, Enrique, nos confirma que se trata de un ramal del famoso acueducto, que por las premuras con las que se realizó el plano del BIC en 2009, no está incluido en la protección.
No es el único trozo del acueducto que se quedó sin proteger, y pone el ejemplo de un sifón, a la altura de La Tana, empleado para surtir de agua al jardín botánico de La Concepción. Pese a que lleva 20 años sin funcionar, Javier y su padre pudieron comprobar que funciona a la perfección.
Ha sido la insistencia de estos meritorios guardas lo que ha hecho posible la protección del acueducto pero además, la inclusión en esa protección de elementos de su recorrido como la fuente de los Cristos o el arca de la plaza de la Merced.
La intención de Javier y su padre es la de ampliar la protección del acueducto e incluir estos cabos sueltos, como esta preciosa, casi idílica acequia perdida en mitad del páramo del Pasaje Hospitalarios. Pocos han caído en su existencia. Hora es de protegerla y adecentar el lugar, sin que pierda su encanto, además de colocarle algún cartel informativo. En Málaga eso es como pedir la luna. La titánica lucha con la administración ha comenzado. Paciencia y tesón.
Viva el cine, americano
Una marca de cerveza aprovecha estos días del Festival de Cine Español de Málaga para exhibir ingeniosos carteles de cine con guiños malaguitas.
Los carteles, por cierto, homenajean a grandes películas…. del cine norteamericano. Nunca se ha descrito mejor la situación del cine español que con estas metáforas publicitarias. Triste paradoja.