Esta primavera estarán preciosas las grevilleas o árboles de fuego que tanto abundan en la placita de San Marcelino Champagnat, frente al Rocío
Como dice la frase hecha, nos acercamos a la explosión de la primavera con paso inexorable y pronto podremos distinguir, gracias a sus flores, aquellos árboles que en Málaga pasan desapercibidos sin ellas. Habrá que estar atentos y no perderse lo que en breve ocurrirá en la plaza de San Marcelino Champagnat, donde se instaló el siglo pasado el Circo de la Victoria, hoy frente a la casa hermandad del Rocío.
Rodeando al busto del santo, en esta pequeña y coqueta placita hay un buen número de grevilleas, los árboles de fuego, listos para encender sus inflorescencias y sorprendernos con este fuego floral verdaderamente espectacular. También hay unos ejemplares muy vistosos y lucidos junto al puente de Tetuán. No se los pierdan.
Por cierto que hace poco tiempo el busto del santo, el fundador de la Congregación de Hermanos Maristas, tenía un churrete verde cruzándole el rostro, gesta de algún mamífero que necesita evolucionar, pero el Ayuntamiento, afortunadamente, lo ha eliminado.
Más chistes
Como saben, el director de Energía de la Junta de Andalucía ha dimitido al descubrirse que, presuntamente, tiene una casa en terreno no urbanizable en Yunquera con la luz y el agua enganchadas. Un chiste de Gila hecho realidad.
Pero hay más chistes, como los diputados con casa en Madrid desde hace años y que cobran todos los meses 1.800 euros en concepto de dietas de alojamiento libres de impuestos por vivir en la capital de España. Los dos diputados malagueños en estas circunstancias, la popular Celia Villalobos y el socialista José Andrés Torres Mora, deberían aclararnos si viven o no en esas viviendas.
Hace unos días este diario informó además de que el alcalde de Torremolinos recibe mil euros todos los meses por no cumplir desde hace tres años con su trabajo en la Diputación. Chistes de un mundillo político que cada vez se parece más a un club selecto con integrantes de formación mejorable y adhesión inquebrantable. Si no se les exige capacidad profesional habría que pedirles, como mínimo, que dieran ejemplo.
El olivo
El Ayuntamiento colocó por fin hace unos días un cartel con el nombre de la nueva plaza de la Judería en el pasillo que conduce al Pimpi.
Y un detalle muy bonito, al pie del olivo que preside la plaza, hay una inscripción con unos versos de Juan Ramón Jiménez: «Raíces y alas pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen».
La manía
Pregunta formulada la pasada semana por una periodista recién llegada: «Oye, ¿aquí por qué tenéis esa manía de tirar todos los edificios?». El derribo purifica, creerán algunos.