Ayer miércoles murió a los 96 años la niña patinadora que aparecía en la portada de La Mirada de Málaga, un libro sobre la historia y vida de 20 familias malagueñas
En La Mirada de Málaga, el libro sobre 20 familias de Málaga que el autor de estas líneas publicó en las Navidades de 2011, aparece en la portada una fotografía tomada hacia 1925. En ella puede verse a un grupo de jóvenes patinadores en la antigua pista de patinaje de los Baños del Carmen, con una borrosa Catedral como telón de fondo.
La fila de patinadores está encabezada por una niña expectante y feliz que entonces tendría unos ocho años. Se llamaba María Victoria Sell Marín, aunque todos la llamaban Villo. Tuvo una vida larga y plena y ayer falleció a los 96 años. Descansa junto a su marido y su hermana, una de las jóvenes de la foto, en el Cementerio del Palo.
96 años en una mujer de su generación, la que nació durante la I Guerra Mundial, lleva aparejado el desmoronamiento de todos los sueños en plena adolescencia con la irrupción de la Guerra Civil y la consiguiente posguerra. De sus años infantiles todavía conservaba muy vivo un recuerdo muy unido a la historia de Málaga. Vivía en villa Mariel, en el Valle de los Galanes, una casa antigua con un nombre que recordaba el pueblo cubano donde se crió, ya que su padre era un cubano descendiente de españoles, de los que permaneció en la isla tras la independencia.
Pero la familia se trasladó a la tierra de sus antepasados, Málaga, hacia 1922, cuando ella contaba unos cinco años, y poco tiempo después María Victoria, Villo, conoció a una nueva vecina, Anita Delgado, la antigua princesa de Kapurthala, que se fue a vivir con su hijo al actual Colegio de Ingenieros de Caminos, en la esquina de la avenida Juan Sebastián Elcano con la calle Octavio Picón.
De Anita Delgado recordaba sus consejos principescos para cuando se hiciera mayor: Si quería ser una señorita incluso en casa debía andar con tacones. También pasó alguna tarde jugando con el hijo de Anita Delgado en una habitación llena de juegos que a ella le sorprendió por la variedad de juguetes. Tenía Anita Delgado la afición de criar gallinas de la India y cuando se marchó del Valle de los Galanes su padre le compró algunas de esas exóticas gallinas, que pasaron a Villa Mariel.
En una vida tan larga las escenas relacionadas con la pequeña historia de Málaga se suceden: su madre confecciona una bandera cubana con un capote de torero para que ondeara en casa y así evitar que fuera incendiada en el 36; el doctor Gálvez ayuda a nacer a sus hijos; dos compañeras de juegos en el caserón que preside Villanueva de Cauche, las futuras marquesas de ese marquesado de juguete; los comienzos de la fábrica de Cemento en La Araña y, con los años, las visitas esporádicas de un niño, futuro periodista, Alfonso Ussía, a ver a su abuela, la dueña de la Porla, que vivía en el barrio; la aparición inesperada del Dúo Dinámico en su casa, pues Manolo y Ramón se han quedado sin gasolina… Pequeñas historias malagueñas de esa patinadora feliz, discreta, buena e irónica a la que ayer despidieron hijos, nietos, biznietos y amigos. Gracias Villo.
Me acuerdo mucho de Maria Victoria su marido Paco y ella eran intimos amigos de mis padres.Crecieron juntos y luego vinieron a Madrid y siguieron la amistad,BVenian muchos domingos a pasar la tarde a chamartin a la casa de mis padres.Un beso .Quique
Recuerdo las tardes de los domingos en que Paco y Mª victoria venían a casa de mis padres con sus hijos pequeños algo menores que nosotros. Los comentarios de MªVictoria han seguido por años en nuetra familia. Era una belleza, graciosa , ocurrente , con una chispa fuera de lo normal.Creo que sería su momento pero la gente que la conoció, entre la que me encuentro, la recordará siempre con cariño. muchos besos a sus hijos. Lourdes» Ruiz Andreu»