Por favor, borren la calle Covarrubias del mapa

27 Nov

Toda la estrategia de Málaga como ciudad tecnológica e inteligente se puede ir al garete si los japoneses descubren este rincón de la Trinidad cada día más infecto

Solo los osados y los inconscientes pasean a estas alturas por la calle Covarrubias. Muy pronto hará falta el mismo equipo que usaron los científicos que se llevaron a E.T. el extraterrestre, con sus tiendas de campaña y esos trajes blancos y herméticos, como los de los apicultores.

Ahora mismo, este deshecho de calle sólo serviría para grabar alguna escena de la adaptación al cine de El amor en los tiempos del cólera, en el sentido de que en este rincón de la Trinidad, donde se entremezclan tantos efluvios, se puede terminar cogiendo el cólera, el tifus y con un poco de suerte, atrapar algún lobanillo.

Las cosas se han puesto tan extremadamente infectas que urge algún tipo de solución de las altas esferas. Por ejemplo, borrar esta calle de los mapas municipales. Que no haya ni rastro en el callejero y que cuando uno lo consulte en internet, este rincón trinitario se haya esfumado.

Si el Ayuntamiento no lleva a cabo esta operación de extirpación callejera, corremos el riesgo de que empresarios japoneses de visita tecnológica en nuestra ciudad, en su día libre les dé por visitar los alrededores del convento de la Trinidad y descubran con verdadero horror que la Málaga Smart City también puede ser unaVery Dirty City, capaz de ofrecer al visitante rincones de importante riesgo epidémico como la calle Covarrubias.

Por lo demás, esta calle en recuerdo del lexicógrafo Diego de Covarruvias (lamentable homenaje), pese a que linda con dos conventos, el de las Clarisas y el de la Trinidad, está perlada de cacas de gato las 24 horas del día.

La culpa la tienen dos solares con follaje amazónico en el que  Miguel de la Quadra Salcedo tendría problemas para orientarse. El primero de ellos, que puede admirarse desde la calle Velarde, es un solar de casi 600 metros cuadrados, en venta, rodeado de una valle metálica rota en múltiples sitios. En su interior hay gatos, restos de comida para gatos y una preocupante cantidad de basura.

Pero el que se lleva la palma es el segundo solar, este sin vallar, que linda con el lateral del convento de la Trinidad. El suelo está repleto de bolsas de basura y montañas de latas y hay evidencias de que entre el follaje han malvivido algunas personas, pues se encuentran cajas de plástico con ropas y bolsas con varias pertenencias.

Para llegar a este rincón conventual hay que dejar atrás la puerta del convento de las Clarisas, que aparece acribillada a pintadas.

En pocos sitios de Málaga se evidencia un descontrol administrativo tan grande, pues esta situación dura años y ya podría Urbanismo haber ordenado a los dueños de las parcelas a retirar las correspondientes toneladas de plantas, basura y caca.

Como las administraciones siempre han sido lentas y torponas, al firmante se le ocurre una rápida medida para limitar los daños a la imagen de Málaga: colocar agentes municipales que impidan el acceso a la zona a toda criaturita con los ojos rasgados. Ni por asomo los japoneses de Mitsubishi o los coreanos de Samsung pueden conocer la otra cara de la Málaga Smart City: la de Maxwell Smart, el poco ducho superagente 86.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.