Desde que el parque 25 noviembre se ha vallado han descendido de forma considerable los actos vandálicos de nuestros mamíferos autóctonos
Cierto que el calendario está cada vez más atiborrado de días internacionales a favor o en contra de algo. Pero hay una fecha que ya será cada vez más difícil de olvidar en Málaga.
El motivo es que el Ayuntamiento, hace unos años, decidió ponerle el nombre de un parque. Se trata del parque 25 de noviembre, fecha en la que se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género y aunque género sea una palabra tan anglosajona como confusa para el hablante español, así se ha quedado para deleite de nuestros políticos.
El caso es que el parque 25 de noviembre, en la zona de Parque Litoral, paradójicamente también ha visto reducido el índice de violencia, materializado en actos vandálicos de todo pelaje.
Como ayer recordaba a esta sección el responsable de Parques y Jardines, Javier Gutiérrez del Álamo, han disminuido de manera notable los actos selváticos (esto no lo dice Gutiérrez del Álamo sino un servidor) gracias al vallado del parque, que comenzó esta primavera y finalizó en junio.
Antes de que lo vallaran, el principal elemento de esta zona verde entre las calles Pilar Lorengar y Villanueva de Algaidas –un cerro con chorraeras coronado por una torreta de madera con un molino de viento– había sido incendiado en dos ocasiones. Al parecer, era normal que los fines de semana criaturas unguladas se dedicaran a hacer botellón y una vez ingerido el alcohol suficiente, comenzaba el aquelarre memo de destrucción porque sí.
Las juergas beodas de estos mamíferos nos salían a los malagueños por un ojo de la cara así que, aunque la solución tajante del vallado no es la ideal, sí que nos está ahorrando más dinero público. Lo ideal, claro, sería contar con parques abiertos, pero eso no funciona mucho en Málaga. Quien piense en el Parque de Málaga como ejemplo, debería pasar más tiempo en él y comprobar cómo decenas de usuarios lo emplean a diario como apresurado W.C… en todas sus modalidades.
El parque 25 de noviembre tiene un horario bastante amplio (en invierno de 8 a 22 horas y en verano de 8 a 24 horas). El enigma de este horario es averiguar cuándo se considera verano y cuándo invierno en las estaciones intermedias de la primavera y el otoño.
Horarios aparte, una turbamulta de colegiales asaltaba ayer con intensa alegría el cerro del molino de viento. Daba la impresión de ser una cadena de montaje de niños en la que el producto final descendía por los toboganes.
Lo importante es que el vandalismo, en líneas generales, ha amainado, aunque todavía queden huellas perennes, como las pintadas que todavía pueden leerse en la gaviota oxidada gigante, otro de los símbolos del parque (y suponemos que no será una metáfora de partido alguno, aunque bromas admita). Ayer además, unos trabajadores demolían una fuente tan grande como seca. Será sustituida por una placita con lo que ahorraremos en agua y disgustos. Siempre es preferible un parque sin vallar pero, ¿en Málaga?
Soy foráneo, pero Yo que lo contemplo muchos días, puedo atestiguar la certeza y buen gusto y estilo del comentariode Alfonso Vázquez.
Siempre me pregunto, porqué en Málaga con lo bonita que es, el pueblo llano y nuevas generaciones no cuida con cariño su entorno, su bienes públicos, ya que son ellos los que mas lo utilizan y pueden recrearse de su belleza??. P.e. La fuente con su gaviota..una pena…hasta los mármoles se los llevaban..Al final hay que renunciar a la belleza y buen gusto por la practicidad antivandálica.
Además de la educación, al final es una cuestión de falta de cariño por su ciudad y su habitat. Debería ser sagrado para el pueblo llano su mantenimiento y cuidado.
El que no es pueblo llano, ya tiene su habitat bien guardado y cuidado.
????