La gran renovación de la plaza de la Biznaga

14 Nov

De espacio rodeado de viviendas arracimadas, la plaza de la Biznaga, en García Grana, se ha convertido quizás, en la más completa de Málaga

Antonio toma el sol a su pesar, porque ya puestos, le gustaría estar en una habitación con vistas a cualquier cosa, aunque fuera un patinillo interior, pues lo importante es que estaría ejerciendo su trabajo de toda la vida: pintando casas.

Marchó bien la cosa en los años del boom del ladrillo hasta que el boyante tren de la economía descarriló. Hace dos años que no encuentra trabajo y se tuesta al sol a diario en la plaza de la Biznaga, en la barriada de García Grana, mientras mantiene una sonrisa en la que también asoma la amargura, la de quien lo ha intentado todo para conseguir un trabajo. O un trabajillo.

Le acompañan en estas mañanas de asueto forzoso dos jilgueros en sus respectivas jaulas que tiene en casa. Una la cuelga de un árbol y la otra la deposita en una mesa de ping pong. «Así toman un poco el aire», contaba el pasado martes.

Si algo ha sorprendido a Antonio en estos dos años ha sido el que la nueva plaza de la Biznaga mantenga la compostura. «Pensé que iba a durar dos días y aquí sigue», sentencia.

Quien haya pasado antes por la calle Fernández Fermina recordará los bloques arracimados de la antigua barriada de García Grana, una actuación de urgencia de hace más de medio siglo, para trasladar a los malagueños que perdieron sus chabolas con el desbordamiento del arroyo del Cuarto el 4 de diciembre de 1959. En su lugar se extiende una plaza que, en equipamientos, quizás sea la más completa de Málaga.

Está presidida además por el famoso sonajero, la farola instalada en el centro de la plaza de la Constitución de 1902 a 1959, año en el que el alcalde Francisco García Grana decidió que los vecinos del barrio de la riada tuvieran este simbólico equipamiento público.

A la plaza no le falta un detalle y parece un catálogo de mobiliario urbano del siglo XXI. Hay mesas de ping pong, mesitas para jugar a las damas o al ajedrez, gimnasio para mayores, campo de fútbol, parque infantil… y por supuesto pérgolas malagueñas que, como todo el mundo sabe, son aquellas que se instalan sin plantas trepadoras que las cubran. En agosto, las pérgolas malaguitas son los mayores elementos conductores de lipotimias.

El parque infantil cuenta hasta con una especie de corralito para que los niños más pequeños se desfoguen y los padres puedan controlarlos.

Tan grande es esta Tiananmen malagueña, que el diseñador de este espacio ha querido compartimentar un poco este espacio con muretes de hormigón. Sin embargo, incluso estos muretes se han respetado en líneas generales y cuentan con muy pocas pintadas. En una de ellas puede leerse Brayan, no sabemos si un erróneo homenaje a la famosa película de los Monty Phyton.

En el cuidado que los vecinos demuestran por esta plaza se aprecian las ganas por un equipamiento en lo que era, antes de su demolición, uno de los barrios más precarios de Málaga. Hay que felicitar al Ayuntamiento por este esperanzador espacio y desear a Antonio ese puesto de trabajo que tanto anhela.

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