En el portal número 3 de la calle Duquesa de Parcent, Mari García expone sus originales collages cargados de sueños y mensajes ocultos
Cierto es que el Soho de Málaga hubiera sido verdaderamente original y rompedor desde el punto de vista artístico si no se llamara Soho y hubiera adoptado un nombre menos previsible.
Al fin y al cabo, suena tan excéntrico como si el Soho londinense hubiera cambiado su nombre por el de Huertecilla de Mañas y el correspondiente de Nueva York por Mangas Verdes.
Admitida la falta de originalidad y el tirón desmesurado de todo lo que suene a anglosajón, la verdad es que al sur de la Alameda Principal crece la actividad artística y todo ha cambiado a mejor desde la peatonalización de la calle Tomás Heredia.
El número 3 de la calle Duquesa de Parcent es uno de los puntos en los que se aprecia que hay ganas de animar el panorama. Se trata de uno de los portales de viviendas en los que hasta enero una artista de Málaga expone su obra. La propuesta es atractiva: ocho artistas pintando casi al pie de la calle, convirtiendo bloques de vecinos y locales en salas de exposiciones (la idea se llama Okupart).
La artista en cuestión es Mari García, cuyo particular mundo artístico también puede disfrutarse en el último número de la revista Litoral, dedicado al polifacético Luis Alberto de Cuenca.
Mari García interpreta el pasado y lo transforma en frescos llenos de sexualidad, misterio, violencia y humor. Para que se hagan una idea, Vladimir Nabokov se hubiera sentido muy identificado con estos collages realizados en papel antiguo y también habría encandilado al poeta malagueño Rafael Pérez Estrada, sin olvidar a ese caudal de fantasía que es Terry Gillian, de los Monty Phyton.
La artista crea estos recortables, que dibuja primero, luego recorta y para terminar colorea con rotuladores y acuarelas. El resultado final es sorprendente y como en los cuadros de El Bosco, sus obras están llenas de decenas de detalles. En un rincón vemos un guiño al surrealismo con un hombre que sacude una boca gigante, en otro un gran conejo blanco se lleva de paseo a una niña (inocencia e intriga a partes iguales).
Precisamente, estas dos imágenes oníricas son las que forman parte de su obra Pide perdón, en homenaje al Soho, cuadro que aparece rodeado de otros que resultan las partes de una vivienda. Y así, tenemos un tocador en el que parece que todas las mujeres se tocan y unos rincones de lecturas en los que los libros caen del cielo.
Los aficionados al arte ya pudieron ver a Mari García en la Escuela de Bellas Artes de San Telmo en el verano de 2012; en una exposición de fotos en un restaurante del Muelle de Heredia con su particular visión de las playas de Málaga y la próxima semana expondrá hasta febrero en el castillo de Santa Catalina, en Cádiz. Por tener una forma de expresarse tan original y atractiva, hay que seguir muy de cerca la trayectoria de esta artista de Málaga.
Explosión controlada
La floración de las chorisias en noviembre nos recuerda que el otoño de Málaga esconde una pequeña explosión primaveral.
Hay que ver la obra de Mari García, merece la pena. Felicidades por tan buena crónica!!!