El mercado del Carmen y el centro social están separados por una valla impoluta con cipreses del ruinoso convento carmelita de San Andrés
En El Perchel hay una realidad que está en marcha y otra que ni siquiera se encuentra en punto muerto porque sólo cuenta con un endeble y oxidado chasis.
Por El Perchel más vetusto y desvencijado se abrió paso en los 70 la avenida de Andalucía que, antes que zona de esparcimiento, tiene todo el aspecto de una vía de escape. Allí sigue la gigantesca e ignota máquina de vapor que nuestras cultivadas autoridades se niegan a identificar con una placa.
Pero hoy hablaremos del corazón del Perchel, esa isla de edificios que no hubo necesidad de demoler, presidida por la calle del Carmen y su iglesia. A espaldas de la iglesia del Carmen podemos ver las dos caras del barrio en nuestros días, y que conforman un contraste muy doloroso.
Ha resultado un buen invento el nuevo mercado del Carmen, con su aparcamiento y el centro social. De golpe, se ha producido la renovación de unas infraestructuras desfasadas para el barrio. Lo llamativo de estos equipamientos es que están delimitados por una valla jalonada de cipreses. En la decoración vegetal se ha optado por lo que parecen cortezas de caucho reciclado, que están muy de moda, aunque el viento o los aburríos pueden terminar por desperdigar este elemento decorativo. En cualquier caso, y teniendo en mente el desolado paisaje anterior a la obra, el panorama ha mejorado bastante. En el antiguo huerto del convento ha crecido algo muy necesario para el barrio.
Junto al mercado-parking-centro social se encuentra también la chimenea de la antigua Fundición del Carmen, que probablemente sea la más antigua de Málaga, porque está datada a mediados del XIX.
La chimenea, que fue trasladada de sitio por las obras, luce un lamentable grafiti. El homínido autor de la pintada no es consciente de que ha dado un paso de gigante, hacia atrás, en su desarrollo personal.
La valla, los cipreses y el caucho delimitan los alicaídos terrenos del convento carmelita de San Andrés, que si no se ha caído ya a pedazos ha sido porque la movilización vecinal consiguió sensibilizar (y de paso instruir) a nuestros avezados políticos, uno de los cuales –hay que recordarlo porque sus declaraciones fueron épicas– restó todo valor al convento por la pobreza de sus materiales…. de una orden religiosa que, por cierto, siempre se caracterizó por su pobreza extrema.
Resulta descorazonador contemplar las ruinas de este convento del Siglo de Oro, el comedor o refectorio de los frailes con el bocado que le pegó una constructora y los restos del modesto patio con su austera decoración. Un servidor no puede evitar pensar en Belchite, el pueblo turolense que permanece tal y como quedó tras la Guerra Civil.
La cara y cruz del Perchel se encuentra entre la calle Eslava y calle La Serna. Hora sería de acabar con un contraste tan marcado y poner en pie el convento.
Esos modales
Por sus modales, por su talante, por su formación, ¿de verdad que no hay en el Congreso de los Diputados ningún político que pueda hacerlo mejor que Celia Villalobos en la vicepresidencia?
Magnífico, Alfonso, magnífico. Mi madre era del Perchel ( de la calle Calvo ) y conocí ese barrio en mejores tiempos… O tempora, O mores!