Un rincón del Centro no hollado por los bárbaros

17 Ago

En contraste con la próxima fechoría urbanística de Hoyo de Esparteros, la plaza de Montaño se ha escapado por ahora de los iluminados con carné del partido

Hace unos días, La Opinión publicó las infografías del catedrático de Música Contemporánea la UMA y experto en técnicas digitales Jesús Ortiz, conocido también por ser uno de los fundadores de Tabletom.

La mayoría de ellas incidía en el efecto pernicioso y deprimente que el hotel de Moneo tendrá en la trama del Centro Histórico, cuando plante sus excesivos reales en Hoyo de Esparteros. Lo hiriente es que dos administraciones que sólo se soportan, como el Ayuntamiento y la Junta, se han puesto de acuerdo para hacer realidad esta tropelía que engrosará, en un puesto de honor, el Libro de Oro de horrores urbanísticos de la provincia de Málaga.

Tenemos unos políticos que no nos merecemos y que, si les preguntáramos por Agamenón, seguro que un apreciable porcentaje lo confundía con una película apocalíptica de Bruce Willis.

Pese a esta humillante exhibición de pleitesía provinciana a un premio Pritzker, todavía quedan rincones del Centro no hollados por iluminados con carné del partido. Eso sí, siempre corremos el riesgo de que arquitectos de fama internacional conviertan las ordenanzas urbanísticas de nuestro casco antiguo en polvo (de estrellas, claro). Ya hay precedentes.

Un rincón que de momento se salva de los vándalos es la plaza de Montaño, a espaldas de San Felipe Neri, y que confluye con la calle Dos Aceras.

La rehabilitación de antiguas casas descoloridas y ponzoñosas ha dado como resultado uno de los rincones más bonitos del Centro. La plaza de Montaño pertenecía al Lejano Oeste, la periferia con respecto Centro cañí, delimitado por la antigua muralla árabe.

El acierto de semipeatonalizar la vecina calle Montaño y hacerla desembocar en una plaza mirador ha dado como resultado la recuperación de las olvidadas viviendas, una de ellas, el número 2 de la calle, obra de Gerónimo Cuervo, mientras que el número 8 es de Diego Clavero. Arquitectura del XIX y del primer tercio del XX se reúnen en esta zona con colores esplendorosamente recuperados. Hay una intención clara en la rehabilitación de esta parte del Centro de no desgraciarla, de armonizar los elementos modernos con los nuevos.

Crucemos los dedos para que ningún pope de la Arquitectura obnubile a nuestros incautos cargos electos y no electos y esta plaza se mantenga sin grandes variaciones en el futuro. Las faenas urbanísticas de aliño deben modularse en el tiempo o los malagueños terminarán por percatarse y poner el grito en el cielo.

Sin comparación

Con sus pegas, sus ruidos, sus borrachos, su declive (frenado el año pasado), la Feria del Centro es lo único que nos distingue de los cientos de recintos feriales idénticos de toda Andalucía. Mejor que subsistan las dos ferias pero si alguna tiene que potenciarse para que no desaparezca, que sea la más original, la que da personalidad a Málaga y la distingue del resto ferias clonadas.

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