La Málaga diferente que nos descubre el turista

7 Ago

Ayer, una usuaria foránea de la EMT fue dando su particular punto de vista sobre la ciudad que iba descubriendo, en medio de un silencio tenebroso y tecnológico

Ayer temprano, en un autobús de la EMT semivacío, con buena parte del pasaje absorto en la pantalla de su móvil, el único ser que rompía el tenebroso silencio de las telecomunicaciones era una entusiasmada visitante que no dejaba de comentar con una compañera de viaje lo que iba descubriendo por la ventanilla. Porque, eso era lo que transmitía, entusiasmo ante todo lo nuevo que se desplegaba ante sus ojos.

Un servidor no tuvo claro si era una holandesa que vivía en Barcelona o una barcelonesa establecida en los Países Bajos. Lo mismo daba.

El caso es que debió subir al autobús en El Palo y comenzó a descubrir esta ciudad nueva, quizás visitada hace muchos años porque recordaba, en la nebulosa, un paseo muy largo que quizás fuera el del Parque.

Lo que más le llamó la atención fueron los edificios de esa sucesión de avenidas y paseos que forman la misma calle: Pintor Sorolla, Sancha, Príes y Reding. «Esta tuvo que ser una avenida importante», aventuró, mientras miraba con atención los edificios de la burguesía del XIX. Hay que aclarar que alabó los edificios supervivientes, porque también le llamó la atención la irrupción de la arquitectura de los 60 y 70 (y también 80 y 90), entrando en escena con desigual fortuna.

La Subdelegación del Gobierno, el viejo hotel Caleta Palace, hizo que elucubrara sobre su cometido actual y acertó: «Debe ser un consulado o algo del Gobierno». Y descubrió la plaza de toros, cuyo nombre recordó ayudada por una tintorería ya cerrada cuyo letrero todavía subsiste, llamada la Malagueta.

Ver tu ciudad con los ojos del recién llegado sólo podemos vivirlo en tercera persona o después de una larga ausencia. Lo que nos enseña este verdadero descubrimiento es una ciudad distinta, alejada de prejuicios pero también de imágenes idílicas y políticamente correctas; es como si un juez imparcial dictara un veredicto. Así que uno siente haber dejado a esta árbitro en el Paseo del Parque y no haberla acompañado en un deambular que nos enseña a mirar con otros ojos esa Málaga que, por creer conocerla de memoria, ya no le prestamos atención.

El callejero del 39

En la plaza de las Flores subsiste con grandes penalidades uno de los rótulos antiguos de cerámica con el nombre de las calles, en este caso, la calle dedicada al Arquitecto Blanco Soler. Por desgracia, el cartel de una tienda de novias ha dejado al homenajeado únicamente con el cargo, así que sólo puede leerse «arquitecto».

El paso del tiempo ha hecho que estos rótulos, bastante ninguneados, hayan adquirido valor. En 2006, el área de Cultura publicó El callejero de 1939, la labor de recuperación de nombres antiguos de calles de Málaga llevada a cabo por Francisco Bejarano Robles y Juan Temboury, pese a que tuvieron que pagar el peaje político en las calles y plazas principales. De ese tiempo es el rótulo semioculto de la plaza de las Flores.

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