Una vecina envía una carta de protesta a todos los departamentos de Medio Ambiente por si cae la breva y alguien se acuerda de este rincón de La Trinidad
El hartazgo puede tener muchos rostros pero en el caso de la calle Bailén es un rostro colectivo de vecinos y comerciantes que llevan siete años arrugando la nariz. Lo natural de cualquier rincón de Málaga sería lucir un semblante relajado, sin que una riada de efluvios te torteara la cara. No es el caso de este trozo de La Trinidad, donde trabajar y vivir es una experiencia doblemente costosa.
Hace casi un mes La Opinión recogió el malestar general que aquí se mal respira, porque la calle se ha convertido en el trastero inmisericorde del mercado de Bailén gracias a una zona de carga y descarga, un espacio en el que apenas hay hora del día sin que se carguen y descarguen cajas de pescado, que dejan un olor perenne y sobre todo, charcos que nadie se ocupa de limpiar.
Los bares vecinos tienen que tener listo los espray por la proliferación de insectos, mientras que los vecinos se enfrentan además, al comienzo de la calle Natalia, con la proliferación cada tarde de contenedores del mercado que ni siquiera cuentan con una manguera de longitud adecuada para regarlos. Las manchas de porquería, ni de lejos inodoras, son el lamentable pan de cada día, aparte de que el agua sucia y maloliente, por falta de material adecuado, extiende sus dominios bajando por la calle Bailén y empeorando la situación.
El resultado final se agrava en toda la zona por la marcada impericia municipal, pues según cuentan vecinos y comerciantes, Limasa baldeó por última vez la calle el 10 de noviembre de 2012, un día por cierto en el que llovía a mares. Olvidados del Ayuntamiento, algunos rezan porque el alcalde visite el mercado este verano y quizás así se lleven de propina un baldeo institucional.
Una de las vecinas que más sufre esta situación de dejadez ha enviado una carta a varios departamentos municipales de Medio Ambiente (todos los que ha encontrado), en la que subraya el contraste entre la presentación de una campaña para fomentar la colaboración ciudadana por la higiene pública, y el hecho de que «han limpiado la zona de carga y descarga (del mercado de Bailén) una sola vez en años».
La carta lanza varias preguntas del millón, aquí va una de ellas: «Si debemos sacar la basura entre las 9 y las 11 de la noche, para no general malos olores, ¿por qué debemos aguantar los vecinos unos contenedores repletos de vísceras, a pleno sol de dos de la tarde a cinco y media dejando un olor apestoso hasta el día siguiente?».
La carta concluye, en referencia a la mencionada campaña municipal, diciendo que «para pedir concienciación empiecen por tenerla ustedes mismos, den ejemplo» y se pregunta por qué en los entornos de otros mercados sí imperan la limpieza y la organización.
Lo dicho, ya no sólo se respiran malos olores en la calle Bailén y en la calle Natalia, también se huele el hartazgo porque el Consistorio hace mutis por el foro.
Terral
Gran horno fenicio subterráneo, todavía por localizar.
Gacias Alfonso, cuando los problemas se airean parece que tienen más fácil solución.