Los centenarios peldaños que unen la calle Empecinado con la plaza de Capuchinos están rotos, desgastados, con hierbas y sin restaurar
Mucho antes de que se inventara el step, los malagueños ya quemaban calorías subiendo esta preciosa escalinata que salva uno de los muchos desniveles de Capuchinos.
Ni los vecinos saben los años que tiene pero es altamente probable que pusiera en forma, aunque fuera sin querer, a los malagueños del XIX. Y eso que, en el siglo de Isabel II, los malagueños no eran conscientes del invento británico del sport. El caso es que, una alimentación mucho más pobre que la actual en cantidad y variedad, sobre todo la de las clases menos pudientes, se contrarrestaba algo con el hecho de tener que ir a pie a todos lados.
Volviendo a la escalinata, surge ante nosotros, con la verticalidad de la de un templo maya en la calle Empecinado, que recuerda a Juan Martín Díaz, el guerrillero que luchó contra los franceses en la Guerra de la Independencia. Una denominación muy marcial en las inmediaciones del Cuartel de Capuchinos. De hecho, luce este nombre desde 1887, sustituyendo a la llamada calle de las Tres Casas, que, ya pueden intuir, aludía al primitivo urbanismo de Capuchinos pero insuflaba muy poco heroismo a los acuartelados.
Una antigua postal de los años 20 nos muestra en todo su esplendor esta escalinata, que como recuerda el desaparecido Julián Sesmero, era conocida como la chorraera porque servía de tobogán a los niños del barrio, como otras escalinatas famosas de Málaga (la del antiguo puente de Tetuán, por ejemplo).
El diseño actual impide deslizamiento alguno y además, tiene en el centro una barandilla, única mejora de esta gastada obra. Porque hay que recalcar que se encuentra para el arrastre y muy pronto no servirá para su cometido: hacer salvar uno de los desniveles de este barrio para poder disfrutar de la plaza de Capuchinos, una de las más bonitas de Málaga.
Los peldaños están la mayoría gastados o directamente rotos, así que cualquier caída puede provocar más de un susto. Del olvido en que se encuentra esta vieja escalinata dan fe además las hierbas y matojos que crecen en cada peldaño como Pedro por su casa.
No estaría mal que el Ayuntamiento reparara, aunque fuera de forma leve, esta cascada e histórica escalera, tan importante para el barrio, si es que se puede.
Cada día son más las personas que se interesan por el mobiliario urbano histórico. Prueba de ello, las muchas personas que todavía preguntan por la acera de mármol verde de la Travesía del Pintor Nogales. El aparejador de la Catedral, Fernando Ramos, nos informa de que la piedra es en concreto sienita verde de la cantera de San Juan, en el Barranco de la Víbora, en Granada, cantera la que también se extrajo piedra para el tabernáculo de la Catedral.
Patrimonio municipal conserva estos adoquines vecinos del Palacio de la Aduana y de la Alcazaba, que fueron instalados a comienzos de los años 20.
Mucho más antigua es la escalinata de Capuchinos. Viejas piedras con un valor histórico y sentimental que bien merecen un arreglo urgente.