Un abecedario de premio para los búnkeres blancos

23 Jul

Las playas de la Caleta y la Malagueta podrían conseguir una Q de calidad turística por los chiringuitos megalíticos. Urge cambiar las normas del premio.

El Ayuntamiento vaticinó la semana pasada en una completa nota de prensa que las playas de la Malagueta y la Caleta podrían conseguir el distintivo Q de Calidad Turística para Playas. La razón de esta dichosa noticia es la llegada de los siete nuevos restaurantes al pie de la playa (llamarlos chiringuitos es ya una cuestión sentimental, pues no se ajustan a la realidad).

Que una tropelía urbanística como esta vaya unida a premio alguno sin duda dará buenos argumentos a Antonio Muñoz Molina si algún día saca una edición corregida y aumentada de su demoledor ensayo Todo lo que era sólido, radiografía de la acción conjunta de la política, el ladrillo y otras hierbas en la España de los últimos 15 años.

Puestos a darle premios a estas construcciones, se le puede otorgar casi todo el alfabeto: la A de atentado paisajístico; la B de bochornosas; la C de containers del puerto olvidados en la Malagueta; la D de deyecciones urbanísticas; la E de engendros y de exchiringuitos; la F de fallidas; la G de grandilocuentes; la H por los horizontes perdidos; la I de impresentables, pese a su camuflaje ibicenco; la J de Jauja, porque Málaga es tierra generosa para quienes levantan algo en suelo público o privado, importa poco lo que sea y las dimensiones que tenga; la K de kaput, en recuerdo de la playa desaparecida; la L de lamentables y de ladrillazos; la M de megalíticas, pero también de merdellonas; la N de negativas para la imagen de la ciudad y la Costa del Sol; la O de obstáculos visuales; la P de lo que ustedes están pensando, una auténtica faena o «cabronada», según la RAE; la Q de quiebra, en homenaje a la memoria visual quebrada para las próximas décadas; la R de ridículas; la S de sostenibilidad chunga; la T de tanques playeros; la U de Urbanismo-basura; la V de vagones del expreso de Irún; la W de water, porque los servicios de estas moles blancas dan al paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso y los paseantes pueden disfrutar de estas espléndidas vistas y el trasiego que conllevan; la Y de Yemen, el país donde hubieran quedado bastante mejor, distribuidas cada cien kilómetros y no arracimadas en tres kilómetros de Málaga capital; y la Z de zangolotinos, en homenaje a las fuerzas vivas de la delegación de Costas, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga, que han hecho posible estas siete impresentables construcciones que se merecían un hueco de honor en Benidorm o en la Manga del Mar Menor, donde ya da igual ocho que ochenta.

Ahora bien, si estos engendros condicionan a mejor una playa, también es tiempo de cambiar con urgencia las reglas para conceder la Q de calidad turística, pues el galardón se quedaría devaluado para siempre y el jurado haría el papelón del siglo.

Después de esta faena colectiva que durará un par de generaciones –hasta que unos políticos sensatos demuelan los restaurantes y manden sustituirlos de nuevo por chiringuitos más acordes y respetuosos– bromas las justas.

Ciertos parlamentarios vagos

Pulsadores bien remunerados.

2 respuestas a «Un abecedario de premio para los búnkeres blancos»

  1. El sentido del humor que no falte. Espléndida vuelta al abecedario y aún nos faltarían letras para seguir con las calificaciones.

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