El desdichado alcalde de Málaga por un mes

18 Jul

Una escueta y triste calle en el polígono Alcalde Díaz Zafra recuerda a uno de los alcaldes más fugaces de la historia de la ciudad, asesinado en la calle Granada

A comienzos de los setenta del siglo pasado el Ayuntamiento de Málaga rescató a un alcalde olvidado y le dedicó una calle, gesto no exento de cierta osadía en esos tiempos finales del Franquismo, ya que se trataba de un alcalde republicano, aunque fuera de la I República.

El mandato del homenajeado, José Moreno Micó, duró un suspiro. Estuvo al frente de Málaga tan sólo un mes, de mayo a junio de 1873, en plena efervescencia cantonal, con un preocupante trasiego de armas entre los ciudadanos, empacho de milicias y un repunte preocupante de las huelgas. El escenario político estaba muy alejado del adjetivo idílico.

El Ayuntamiento de los años setenta tampoco es que le diera una avenida al alcalde Moreno Micó; se puede decir que quedaba un callejón sin nombre y ese fue el que le dieron. Para que ustedes se sitúen, la calle, de unos cien metros, une el lateral más zarrapastroso del Cementerio de San Rafael (la calle-terrizo inmundo dedicada al alcalde Antonio Verdejo y que acompaña el muro descarnado del camposanto), con la más digna y principal dedicada al alcalde Díaz Zafra. La de Moreno Micó de hecho atraviesa el pequeño polígono Alcalde Díaz Zafra así que más que una calle, es un detalle y poco más.

El escaso mes que este alcalde estuvo al frente del Ayuntamiento no se debió a los vaivenes de la política municipal sino a un desgraciado incidente que tuvo lugar el 25 de junio de 1873.

El Ayuntamiento se encontraba entonces en la calle San Agustín; el alcalde y el alcalde segundo salieron de trabajar a las 3.30 de la tarde para sus casas, cuando se toparon con un grupo de airados jóvenes, obligados a alistarse para el servicio militar, que empezaron a protestar al ver a estos cargos públicos.

Uno de ellos fue más allá y gritó «a las armas». Al poco tiempo volvieron armados y alcanzaron al alcalde, que recibió una descarga por la espalda cuando estaba saliendo de la calle San José, y a continuación nuevas descargas ya en la calle Granada. En total, el primer edil recibió tres disparos.

La víctima, como si de una escena de la película El Padrino se tratara, se precipitó hacia una tienda de lápidas que había justo enfrente, en la calle Granada, ocultándose detrás del mostrador, donde fallecería a los pocos minutos, mientras el alterado dueño del establecimiento cerraba las puertas con urgencia.

El cuerpo del fenecido alcalde fue conducido a su casa, pues según El Avisador Malagueño vivía «a cortísima distancia».

La milicia republicana consiguió detener a «cinco o seis» de los sospechosos, al tiempo que tomaba la calle Granada y la actual plaza de la Constitución. Parece que en esta seria refriega también fue herida una mujer que pasaba por la zona y que recibió dos disparos.

Al parecer, José Moreno Micó tenía 48 años cuando fue asesinado en el cumplimiento de su deber. Un suspiro de calle recuerda a este desconocido político malagueño que apenas tuvo tiempo de estrenarse en el cargo. La ironía es que, conociendo su final, rodeado de lápidas, su calle desemboque en la parte más agreste y descuidada del antiguo Cementerio de San Rafael.

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