Málaga, a punto de desbancar a París

4 Jul

Nuestros expertos no han investigado a fondo el segmento del turismo de noviazgos y recién casados, a la vista de las evidencias gráficas de Málaga

Podemos estar más tiesos que la mojama, con los bolsillos apolillados y con más hambre que un perro chico, pero lo que no falta en Málaga es amor, amor a raudales.

Muchos años de eficiente campaña publicitaria han transformado París en la Ciudad del Amor, cuando, pese a ser una de los rincones más bonitos del globo, en realidad es la Ciudad del Mal Tiempo (su secreto mejor guardado son esos interminables meses de tiempo gris y borrascoso, como lamentaba hace un par de semanas un malagueño residente en la capital francesa).

En Málaga, por contra, la propaganda no se baja de los 300 días de sol, pero son tantos nuestros muros, murallones y paredes llenos de mensajes de amor eterno, que uno no sabe a qué esperan nuestras autoridades turísticas, las que pregonan hasta la saciedad la obviedad de que el turismo debe tender «a la excelencia», para promocionar esta faceta sentimental tan poco explorada.

Ya no es sólo la antigua chimenea Mónica, la de la fábrica de plomo de Los Guindos, también tenemos esos mensajes cargados de sentido y sensibilidad en los alrededores del Parque Mediterráneo y Las Delicias, una mezcla de pensamientos románticos y libros de autoayuda, de Paulo Coehlo y Rabindranath Tagore como «Me arrepiento de muchas cosas pero no de haberte conocido» o «Las cosas van y vienen pero tú permaneces» (¿críptica oda a Merkel?).

El puente del CAC, con candados algo deslucidos por permanecer a la intemperie, ostenta el récord de estos cacharros con iniciales y nombres de novios de la provincia, una marca que pretende arrebatarle el puente de la Esperanza, que también se ha puesto a la tarea.

Son los ecos de Hoy tengo ganas de ti, que no es ningún sucedáneo televisivo de Máster Chef sino una novela del italiano Federico Moccia que puso de moda los candados notariales de los flechazos amorosos.

Y muy cerca del puente del Centro de Arte Contemporáneo los murallones de ambos lados del río Guadalmedina exhiben pintadas que no quieren pasar desapercibidas y que en realidad son un homenaje a la película Tres metros sobre el cielo, basada en una novela del mencionado Moccia. Una de estas pintadas gigantes proclama junto al CAC: «Quiero un futuro eterno junto a ti·», mientras enfrente podemos leer «Gracias por haber aparecido en mi vida».

El velado homenaje a la película protagonizada por Mario Casas y María Valverde aparece justo debajo: A y C A 3MSC (leáse el jeroglífico anterior como las iniciales de la película).

Ese autobús turístico que sólo enseña antigüedades, ¿a qué espera para demostrar que somos la ciudad de los enamoramientos de la que habla, sin nombrarla, Javier Marías?

Al norte de Europa

»Está trabajando en un país del norte de Europa, en Bruselas o en Bélgica», frase escuchada esta semana en la línea 30 de Mangas Verdes de la EMT, con la que su emisor tiene posibilidades de sorprender en el programa Lo sabeno lo sabe de televisión.

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