Paseo por el barrio verde de los corregidores

2 Jul

Los Corazones es, como Puerta Blanca, un barrio cuya calidad de vida descansa en buena parte en sus estupendos jardines y en el gran número de árboles

Si los periódicos se dedicaran a publicar sólo noticias color de rosa para mayor gloria de la clase política, volveríamos a los tiempos del No-Do, aunque algunos medios no hayan abandonado del todo la loa, con propósitos estrictamente publicitarios.

Piénsese en la cantidad de prohombres que estos días pueblan las cárceles españolas, y que sin la callada labor de la prensa seguirían haciendo de las suyas, y en concreto, haciendo suya la cosa pública o los dineros de sus clientes.

Esto no quita, claro, para que en esta sección no sólo desfilen rincones degradados de Málaga o la última tropelía urbanística sino también ejemplares victorias vecinales y municipales que nos elevan la moral.

Hace meses que en esta sección aparecieron los modélicos jardines de Puerta Blanca, en la Carretera de Cádiz, que merecerían ser incluidos en los paseos turísticos por Málaga. En la misma línea hay que incluir los jardines de la barriada de Los Corazones, en el distrito de la Cruz del Humilladero, detrás de la Comisaría de Policía, que incluso en verano lucen espléndidos.

En Los Corazones el Ayuntamiento quiso homenajear a los corregidores que en siglos pasados se encargaron de bregar con los vecinos, de ahí que la mayoría de calles estén dedicadas a estos cargos públicos.

Ahí están, para empezar, los jardines dedicados a Isidoro Gallego, ejemplar bombero y vecino del barrio, fallecido en 2000, con un precioso monolito dedicado a su memoria.

El jardín, frente a la glorieta con los dos corazones de la calle Corregidor Francisco de Molina, es uno de los más agradables de Málaga. Tiene muy cerca un frente de tipuanas y cuenta con grevilleas (árboles de fuego), que han dejado el fulgor dorado de su copa para próximas primaveras, así como con exóticas chorisias que dentro de un par de décadas quién sabe si alcanzan las hechuras del barrilito, en los jardines de Alfonso Canales.

Si seguimos enfrente por la calle Corregidor Antonio de Bobadilla encontraremos frondosos plátanos orientales, preludio de un jardín cuajado de ficus y pinos a partes iguales, junto al instituto Salvador Rueda y el colegio Tiro de Pichón, ya en la calle del Corregidor Francisco de Luján. Se está tan bien en este jardín que son muchos los vecinos que lo frecuentan. El polideportivo Francisco de Luján está al lado, un equipamiento que tiene a un par de metros la pared blanca de un bloque, repleta de pintadas, en las que se aprecia cierta jerarquía dentro del caos («Karo la k manda»). Qué obsesión por mandar sobre alguien denotan muchas pintadas malagueñas. ¿Se estará fraguando una nueva clase política y empresarial y nosotros sin saberlo?

Frente a este parque tenemos una calle-plaza modesta, dedicada al río Arnoya (un afluente del Miño), con muchos aligustres en flor, un árbol modesto pero muy socorrido en la ciudad.

Sombra, árboles en notable crecimiento, algunas palmeras y la sensación de estar en un barrio-parque. Todo esto si usted pasea por Los Corazones.

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