La plaza del doctor Vargas-Machuca, en lo alto del aparcamiento municipal junto al mercado de Bailén, puede ser cualquier cosa menos tranquilizante
El Ayuntamiento está gestando un gueto como quien cría con tesón un gato. Alimentado a diario, muy pronto dará saltitos, correrá por toda la casa y en cuanto menos nos lo esperemos crecerá y sin querer arañará al dueño.
No se trata de un gueto cualquiera sino de un parque temático del gueto. Utilizando la jerga balbuceante y kilométrica de nuestros políticos, lo mismo existe una nota que informe de que «Desde el Ayuntamiento –la preposición de lugar mal utilizada que no falte– se ha procedido a poner en valor un espacio lúdico y de ocio en un equipamiento municipal ubicado en Trinidad-Perchel».
Vamos, que el Ayuntamiento ha colocado un parque infantil encima del aparcamiento del mercado de Bailén, en pleno barrio de la Trinidad y da miedo acercarse.
Al gueto se entra por la calle Maldonado Pacheco, la de la antigua colonia de San Eugenio. El engendro, al que se accede por una rampa situada a la derecha de esta calle pegada a la calle Bailén, se llama plaza del doctor Vargas-Machuca. Triste homenaje a una persona dedicada a fomentar la salud y la higiene porque nada más subir la rampa nos encontramos con la mayor concentración de pintadas de este hemisferio.
El autor de estas líneas ha frecuentado este reducto para neandertales en los últimos años y como nuestro Consistorio ha dado por perdida la plaza, siempre va a peor.
En las paredes podemos ver penes gigantes, como esas figuritas de las casas romanas, los príapos, dotados de aparataje y que servían para garantizar las cosechas.
La cosecha de pintadas, sin embargo, es decepcionante. Salvo algunos grafitis muy artísticos, el resto evidencia un nivel intelectual similar al de Silvio Berlusconi achispado. Aquí va, como ejemplo, una pintada dirigida a quien, por un impulso cívico, trata de borrarlas: «Gilipollas, la pintura no nos frena».
Hay muchas ganas de emular los barrios chungos neoyorquinos, como podemos ver en «Gansta crew», «Contrabando verdadero» o en la inquietante «Llegaron las dementes».
La misma inquietud nos causa otra dirigida a una tal Celia, a la que le añaden un mote muy poco glamuroso: «Celia la escosía» (sic).
Algunos de los garabatos están datados en 2009, otros podemos figurarnos el tiempo en que fueron perpetrados como «Zapatero dimicion» (sic).
No faltan auténticas exhibiciones de mal gusto, escritas justo enfrente del parque infantil.
A este respecto, ayer, dos vecinas de la zona coincidían en su veredicto: No suben a este espacio lúdico y de ocio ni aunque regalen billetes, sienten miedo y ven que no es un sitio para subir con niños pequeños.
Lo dicho, un auténtico parque temático del gueto, un espacio degradado sobre un aparcamiento municipal del que el Consistorio se lava las manos, aunque vista esta terraza inmunda, cuajada además de sospechosos arroyos negros (¿restos de orines?) lo lógico para ir a juego sería no lavárselas.
Podrían crear una zona de grafitis permitidos, allá los adolescentes no estorbarían a nadie y al menos estaría algo frecuentada la zona.