Unas prácticas que caerán por su propio peso

21 Jun

Coincide la montaña de latas en el patio exterior de la antigua cárcel con una tertulia al aire libre en la que no parece que se trate mucho la educación

Ustedes perdonen la obviedad, pero el patio de la cárcel, el de la antigua prisión provincial, es particular, y no porque cuando llueve se moje una parte (la mitad para ser exactos), sino por su capacidad innata para almacenar porquería, con independencia de qué administración se haga cargo de ella.

Hace un par de años, el firmante pudo hablar con los responsables de una empresa encargada de limpiar las prisiones estatales. Hizo falta traer sus buenos contenedores. Por aquellos días la antigua cárcel de la avenida de Ortega y Gasset almacenaba cantidades de basura que rozaban el récord Guinness.

En estos días últimos de la primavera y ya en manos del Ayuntamiento desde hace un año, vuelve a reproducirse el comportamiento asilvestrado de algunos vecinos, que han confundido el patio exterior de la cárcel con el vertedero de Los Ruices.

Llama la atención que justo en la esquina de la avenida con la calle Virgen del Pilar se forme desde hace años una tertulia diaria y justo ahí se acumule en el patio una montaña respetable de latas de cerveza. Es una pena porque contrasta esta lección de incivismo con el aspecto de la calle dedicada a la Virgen del Pilar, que estos días luce en la acera un manto de flores amarillas de las tipuanas que adornan no sólo este lateral de la antigua cárcel sino el otro, el de la calle Valderaduey (río que pasa por León, Valladolid, Zamora y en forma de calle por Málaga).

Hay que imaginar a algunos de estos tertulianos lanzando de espaldas las latas como quien tira un ramo de novia mientras la montaña de incivismo no deja de crecer.

El panorama en el resto del patio exterior no deja lugar para la esperanza: plásticos, botes, botellas y mucha maleza. El Ayuntamiento puede limpiar –de hecho tiene la obligación de hacerlo– pero da la impresión de que en este espacio para la tertulia al aire libre, como la de los antiguos griegos y romanos, no hay hueco para la buena educación.

Habrá que esperar a que la antigua prisión tenga un uso, con limpieza periódica y vigilancia, para que estas prácticas caigan por su propio peso en desuso. El peso de las latas al caer.

Inmensa tienda

Y siguiendo con los romanos, que no hay nada nuevo bajo el sol –ni siquiera en el ramo de la política municipal– podemos comprobarlo con las palabras del hispano Marcial, quien hace la friolera de veinte siglos daba las gracias al emperador Domiciano en un agudo epigrama por haber «ensanchado las calles» de Roma al haber retirado el excesivo mobiliario desplegado por establecimientos de todo tipo.

El resultado fue muy satisfactorio…al menos para los vecinos: «Barberos, cocineros, taberneros, carniceros, se han reducido a su propio portal. Ahora ya existe Roma; antes era una inmensa tienda». Cambien «tienda» por «bar» y les sonará el paisaje.

Enigma

Pasan los siglos, los políticos y hasta las estaciones y Málaga sigue sin saber con certeza por qué cuenta en su casco antiguo con una calle llamada Pito. Se admiten propuestas.

Una respuesta a «Unas prácticas que caerán por su propio peso»

  1. Desde hace mucho tiempo sigo sus crónicas literarias y fotográficas sobre esta ciudad en la que vivimos. Siempre acertado, siempre agudo, siempre sugerente y nunca agresivo: enhorabuena y gracias por todo ello. Yo (he dicho «yo») pienso que Málaga no está sucia, lo que está realmente sucio es la mente del malagueño que de boquilla expele esa locución patraña de «Mi Málaga» y luego destroza, contamina y guarrea (¡qué verbo tan descriptivo!)lo que le circunda en un acto esencialmente estúpido de escupir hacia arriba y quedarse mirando. Perdone la extensión del comentario. Una pregunta final: ¿es posible mandarle alguna foto por correo electrónico? Muchas gracias de nuevo, enhorabuena y gracias por su trabajo.

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