Nos quedamos ayer en la barriada del Copo, con esa avenida de ficus dedicada a Nehemías que tan providencial resulta para quien atraviese el desértico Camino de San Rafael. Y como dijimos, los paneles para insonorizar la Ronda Oeste convierten en un murmullo de olas la turbamulta del tráfico, aunque algún vecino quizás lo compare con la tormenta perfecta.
Una mesa de ping pong de un azul a juego con el cielo preside el bulevar. En una esquina, una tienda luce una pintada que merecería entrar en el refranero popular: «No hables mal del vecino que lo tuyo viene en camino».
Resulta curioso cómo, en esta pared, junto a esta pintada-advertencia aparecen otras tres que resumen lo que le preocupa al español medio en los últimos años: «Visca el Barça», «Ala Madrid» y «Zapatero ruina». Dirán ustedes que esta última pintada es antigua, pero es que en esta barriada hay grafitis fechados en 2006 que no hay quien los baje de las paredes.
Pero sin duda lo mejor del Copo está, literalmente, a la vuelta de la esquina. Pasado un enorme aparcamiento nos encontramos con un parque muy bien cuidado. Algo harán sus vallas y su horario de apertura: de 7 de la mañana a medianoche, con lo que todos contentos.
Flanqueada la entrada principal por diez palmeras, nos encontramos en su interior con cipreses, eucaliptos y un ficus nada acomplejado en el centro del parque, que gracias a su copa proporciona lo que más se valora en estos días y es gratis: la sombra.
En los laterales del parque crece una rosaleda acompañada por más cipreses. Hay además dos campos deportivos en las inmediaciones y muy pocas huellas de que el picudo rojo haya realizado incursiones exitosas en este rincón tan próximo ya al Cortijo de Torres.
Pero lo que sin duda destaca en los alrededores de este acogedor jardín, muy utilizado por los vecinos, es una cúpula blanca con la forma de media pelota de golf gigante. Como comentamos ayer, esta construcción evoca la estética de la serie Perdidos y la iniciativa Dharma, así como una de las primeras películas de Woody Allen, de ambiente futurista y título kilométrico.
Lleva ya algunos años en el barrio y se trata de la sede de la Iglesia Evangélica Cuerpo de Cristo, una organización cristiana evangélica nacida en España en 2002 con presencia en 40 países. Sin duda este edifico aporta originalidad a tradicional Copo.
El brío del fútbol
Resulta conmovedor comprobar cómo el fútbol consigue imprimir tanto brío a nuestras amuermadas administraciones. Basta que el deporte de moda se cruce en el camino de nuestros políticos para que, a la velocidad del rayo, dediquen una glorieta a un entrenador, entreguen escudos de oro, envíen una carta a la UEFA, escriban como posesos en las redes sociales y cualquier otra modalidad de acción que, de no ser el deporte de masas por excelencia, tardaría su tiempo en producirse, suponiendo que se produjera.
La solución para salir del bache no es canalizar las demandas a través del Parlamento. Con los clubes de fútbol escaparemos antes del agujero.