Por mucho que en el Mundo Antiguo las ciudades estuvieran muy desarrolladas y en la antigua Roma contaran con un alcantarillado eficiente, pasos de cebra elevados para no mancharse las sandalias y casas de vecinos de muchos pisos de altura, seguro que la modernidad no llegaba hasta el punto de tener las aceras hechas una porquería, como ocurre en 2013 en Málaga.
Ni en las comedias romanas, ni siquiera en los epigramas de Marcial el hispano encontramos una denuncia constante sobre el pésimo estado de las aceras y la falta de baldeo en la Ciudad Eterna. Así que algo debemos haber retrocedido en la escala evolutiva si contamos con unas aceras como las que en estos días padecen los vecinos de Nuevo San Andrés.
Porque, si estos días usted o algún miembro de su familia prepara la Selectividad y busca un sinónimo de «inmundicia», me temo que tendrán que pasar por las descuidadas calles de Nuevo San Andrés, con kilos de costras adheridos en varios tramos de sus calles. Así que no se extrañen que en cien metros de la calle Puerto Oncala, donde ya empiezan a tomar altura los ficus que reemplazaron a los que se llevó el tornado del 2009, haya más gérmenes que en cien metros del Amazonas.
Y da igual que la calle que elijas porque, se podía aducir que tamaña acumulación de porquería tiene su origen en las vecinas obras del Bulevar, pero basta meterse barrio adentro para desmentir la teoría.
Tomemos la calle Cancho Pérez o la dedicada a Martín Gargujo o la calle Panerón, nos toparemos con las mismas manchas de origen incierto y costras adherentes que, si se analizaran, lo mismo nos revelaban chicles mascados hace 40 años y regalos caninos de los tiempos del Mundial 82.
Esa es al menos la impresión de extrema suciedad, de asombrosa dejadez municipal de las aceras en uno de los barrios más importantes de Málaga. Además de estar para el arrastre, ni siquiera hay elecciones cerca, lo que sin duda es un handicap para el ansiado baldeo.
En el mismo capítulo podemos incluir el desastroso estado de los pasos de cebra, que más parecen batatales llenos de socavones, además de despintados.
Sólo queda una solución: invitar a nuestro alcalde a pasear por el barrio y que se atenga a las consecuencias. En este sentido, si estima en algo su aspecto personal debería pasear con zancos.
Las obras
Aseguran los expertos, en una cantinela cansina, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Si acaso, las administraciones con tanta obra digna de los cíclopes y tanto puente de Calatrava han forjado en España en los últimos 12 ó 13 años un escenario provinciano de obras magnas, entre centros de arte contemporáneo y mil y un centros de interpretación del que no nos desquitamos.
Quizás por eso un bienintencionado turista, al ver esta semana las obras de la calle Granada preguntó curioso: ¿Estas que son, las obras del metro?