Un sitio estupendo aunque no haya un duro

18 May

El Palmeral de las Sorpresas ha renovado una Feria del Libro anquilosada en el Paseo del Parque, pero la crisis sigue haciendo estragos en los lectores

Lo comentaba el pasado jueves una librera: «No hay nada como abrir la puerta de la caseta y que aparezca el mar».

Esta ha sido la gran novedad de la Feria del Libro que termina mañana. El Paseo del Parque, su emplazamiento más veterano, se había quedado algo desfasado y era la hora de cambiar de aires. Ha pasado lo mismo con el Festival de Cine: Después de elegir como centro de operaciones la claustrofóbica placita del Cervantes y esos murallones de publicidad llamados photocall, que tapaban la ciudad, llegó la hora de coger las maletas y constatar que Málaga se asoma al Mar de Alborán.

Todos los libreros coinciden en aplaudir el cambio al Palmeral de las Sorpresas, otra cosa son las ventas. Hay que tener en cuenta que se han adelantado las fechas (solía acompañarnos en el paso de mayo a junio) y costará unas pocas ediciones acostumbrar a los lectores a un sitio distinto.

En cuanto a los cruceristas como potenciales usuarios de la Feria del Libro se trata de momento de un sueño imposible. Si se analiza el perfil medio de un crucerista, quizás descubramos a un individuo que no sabe mucho español, más interesado en tomar el sol y comprar un delantal con motivos flamencos que en adquirir libros, aunque se dejará caer por el Museo Picasso por eso de que el famoso pintor nació aquí (aunque en su fuero interno el crucerista habría jurado que era francés).

Y si el sitio es estupendo, la situación económica es la que es. Lástima que Dante no viviera lo suficiente como para meter en su infierno literario a los máximos infladores de la burbuja inmobiliaria. Le habría dado mucho juego.

Un librero hacía el siguiente cálculo: para cubrir los gastos de estar en la Feria del Libro debería vender 300 euros al día, es decir, sacar 3.000 euros y a partir de ahí hablábamos de beneficios.

Este veterano librero dudaba de alcanzar siquiera la meta de los 3.000, aunque en el momento de la charla, todo sea dicho, una lectora se hizo con toda la trilogía de las sombras de Grey por 40 euros, la venta más alta de la mañana. Por cierto que acababa de llegar recién salida de la imprenta la última indigestión narrativa de Dan Brown, titulada precisamente Inferno. Ni siquiera sus libros merecen el fuego eterno, aunque tiente la idea.

Y Fuego eterno es el título de un magnífico libro de fotografías del gran fotógrafo Juan Gyenes sobre Picasso que puede encontrarse en la Feria. Gyenes, para quien no lo sepa, aunque húngaro, tenía mucha vinculación con Málaga por su mujer, emparentada con los dueños de la Fábrica de Cemento de La Araña, familia del columnista y escritor Alfonso Ussía. Una historia novelesca.

También se encuentra la reciente reedión de dos obras del teólogo malagueño José María González Ruiz (El Cristianismo no es un humanismo y El evangelio de Pablo) en una edición preciosa de la Universidad de Málaga y el Instituto Municipal del Libro. Por cierto que esta última entidad ha presentado un folleto de actividades muy sugerente, presidido por una surrealista imagen de una calle parisina tras una inundación, surcada por un mar de libros procedente de una importante biblioteca vecina. Pues eso, un mar de libros es lo que, por fin, nos ofrece nuestra Feria del Libro.

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