Mensajes de amor eterno en un BIC de Ciudad Jardín

17 May

Sería mentira cochina el afirmar que en este rincón de Ciudad jardín, en el arranque campestre del arroyo de Quintana, se escuchan los pájaros. La visita del firmante coincide con el recreo del vecino instituto Martín de Aldehuela, así que el entorno se llena, como por arte de magia, de alaridos cíclicos.

De estar en Cazorla uno pensaría que asiste al fastuoso espectáculo de la berrea de los ciervos pero lo que se escuchan son chillidos y ruidos guturales que hielan la sangre. ¿Algún ritual quinceañero o es que en Málaga hay un potencial, todavía no detectado, de dobladores de películas de terror? Los ojeadores del Festival de Cine Español deberían darse una vuelta por este centro y captar a futuras promesas (sirva esto de recuerdo al gran Constantino Romero).

Menos prometedor es el entorno del puente de Quintana. Si el instituto se llama Martín de Aldehuela es en honor del autor de este puente y del resto del acueducto de San Telmo del que forma parte. Como quien dice, fue ayer cuando este precioso puente se restauró. Las obras costaron unos 660.000 euros porque se trata de una auténtica superproducción de Hollywood de tiempos de la Ilustración: Mide 180 metros de largo, cuenta con 13 vanos y una altura máxima de 11 metros.

El poco tiempo transcurrido desde el arreglo, unos cinco años, ha sido suficiente para que huestes de homínidos den fe de que están pasando por el periodo más inestable de la adolescencia, porque una obra de ingeniería tan hermosa, a la que puede accederse desde el mercado de Ciudad Jardín subiendo por esa calle jalonada de parques que es Jerez Perchet, está atiborrada de pintadas.

Como es habitual, abundan las de temática amorosa, muy influenciadas por las series de televisión y alguna película de Mario Casas. En cualquier caso, llama la atención que un mensaje tan directo y clásico como «Te amo», en uno de los vanos, vaya acompañado de algo como «Rata te quiero». Allá cada cual con sus gustos.

Una de las zonas más dañadas, un vano vecino, luce una pintada añil encabezada por una tal «Coral la rubita» y varios compañeros de fechorías.

Siguiendo con el despliegue de colores para desgraciar aún más este Bien de Interés Cultural, podemos leer en gran formato mensajes románticos como «Te esperaré» y otros que denotan cierto cliché manido del tipo «Ningún muro podrá separarnos», «eres lo que siempre busqué» o también expresiones más castizas del tipo «te amo gorda». Incluso las pintadas de novios despechados pero caballerosos están presentes con colores rojo y negro (grafitis Stendhal, los llaman). Es el caso de «Siempre te amaré aunque no estemos juntos». Qué se le va a hacer.

Varias de estas pintadas están fechadas en agosto de 2012. Quién sabe si los calores veraniegos no fundieron más neuronas de la cuenta. En otra parte del puente proclama al mundo su existencia un tal «Ieray London New», que además afirma ser «soltero».

En una línea parecida de decadencia del género humano el puente de Quintana disfruta de aportaciones como las de «Koki el rey del porno» y «Josemi el Ligón». Cuando antes se limpie esta joya del XVIII antes disfrutaremos de un mundo mejor.

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