El pasado viernes se presentó el número XXIV de Péndulo, la completa revista oficial del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga
Péndulo se está asemejando a ese rinconcito del cuento del Borges en el que cabía todo lo habido y por haber en este mundo. Como recordaba en la presentación de esta revista el decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales, Carlos Serrano, ejemplares de esta publicación gratuita y sin publicidad están ya repartidos por todo el mundo, incluida la Biblioteca Pública de Nueva York.
Péndulo se ha colocado al mismo nivel que la veterana revista Jábega, un compendio de historia e investigación con Málaga como fondo, con textos trabajados y diseños que no dejan de sorprender, sobre todo en el terreno de la cartografía y los grabados, que depara tantas sorpresas.
Entre las sorpresas de este nuevo número, el extenso trabajo de María Luisa Pernía sobre José de Gálvez, el famoso ministro de Indias y regidor perpetuo de Málaga que como su sobrino Bernardo de Gálvez salió de Macharaviaya. Si echan un vistazo a la documentación gráfica verán que es casi desconocida, parte de ella de archivos mexicanos.
Extenso y muy aclaratorio es el trabajo de Erik Martel sobre Gibraltar, cuando se conmemoran los 300 años del Tratado de Utrecht (si se aplicara al tratado a rajatabla, nuestro país recuperaría 2,5 kilómetros cuadrados de los 7 que tiene la colonia, ocupados a costa de España).
La fábrica de cemento, las escuelas de Macharaviaya durante el XVIII; Alfonso Canales; el sueño; un estudio sobre La María del Carmen, la barca de jábega que está en el Museo de las Reales Atarazanas de Barcelona; el enfrentamiento entre Blas de Lezo y Edward Vernon; manifestaciones astronómicas en Málaga; un recuerdo para el catedrático y alma de la Escuela de Peritos Pedro Portillo… Péndulo es El Aleph de Málaga, una iniciativa cultural que capea la crisis con buen saber. Felicidades.
Los mejillones
A raíz de una pasada crónica sobre la desconocida pirámide de la calle Alcazabilla, Turismo del Ayuntamiento informa de que existe una columna informativa en varios idiomas (hasta en chino) contando qué hay debajo de la famosa estructura. Cierto, un comerciante de la calle señala que la instalación ha sido reciente y la verdad, este firmante no la ha visto hasta este miércoles porque se encuentra a varios metros de la pirámide, más pegada al Teatro Romano e incluyendo información además sobre la Alcazaba y el Teatro. Se entiende que no se ha colocado justo al lado para no cargarse las vistas.
Puede que ocurra como en la famosa carta robada, el cuento de Sherlock Holmes, y esta columna informativa, situada en un lugar evidente, se ha convertido por eso mismo en invisible.
En cualquier caso, y como no todo el mundo caerá en la cuenta de su existencia, lo más útil y socorrido sería colocar una placa informativa en el suelo, al pie del triángulo, aunque fueran tres líneas, para que los turistas y visitantes no se sigan quedando a dos velas, preguntándose qué diablos son esos restos arqueológicos, si criaderos romanos de mejillones o los restos de un dúplex del Mundo Antiguo.