Una conocida revista mensual de moda incluye nuestra ciudad entre los seis destinos más glamurosos del Mediterráneo. A nadie le amarga un dulce
Ayer hablamos del Mediterráneo español y ese poso común de exceso de ladrillo y deficiencias en cadena que nos caracteriza.
Para equilibrar esta balanza tan desasosegante, nada como repasar una de las principales revistas mensuales de moda. Junto a los consejos para adelgazar y la ropa de verano, que nunca faltan cuando asoma el mes de mayo, la revista Elle ofrece un esperanzador artículo sobre seis glamurosos destinos del Mediterráneo, de Algeciras a Estambul, como diría Serrat.
Además de repasar los encantos de Eubea y Corfú, en Grecia; la zona de Cinque Terre, en el golfo de Génova; Córcega y Marsella; el destino elegido en el Mediterráneo español es Málaga.
Para esta publicación se trata de un «oasis urbano» con «tanto encanto como el de su famosa costa». El artículo, corto pero impactante, destaca cómo el «eje cultural» de Málaga se ha revitalizado gracias a la incorporación del Museo Thyssen, mientras el Centro Histórico resurge con nuevos restaurantes y cafés. Ciertamente, en los últimos años la Málaga de mil tabernas y una sola librería ha quedado atrás, sustituida por la ciudad de los mil restaurantes, mientras las librerías tratan de soportar la embestida digital.
La publicación, que opta por intercalar palabras en inglés pensando quizás en que da un toque más prestigioso a lo que escribe, recomienda «hacer shopping», es decir, irse de compras a La habitación de Kate, en calle Ollerías, 12 y luego, como no podía ser menos, hacer parada y fonda en Manzanilla, el gastrobar de Dani García, en la calle Fresca con Moreno Monroy, para para probar las tapas de ida y vuelta.
Y cómo no, no se olvida del Muelle Uno en el puerto, del que asegura, de nuevo con palabros en inglés , que «se ha convertido en otro hotspot» en el que moda y gastronomía forman «un collage irresistible». Hotspot, punto caliente en español, es un lugar con acceso gratuito a internet. Lo que ya ignoramos es si el periodista quiso perorar las bondades tecnológicas del Muelle Uno o simplemente subrayar que es un sitio de moda.
En todo caso, recomienda reservar mesa en el restaurante de José Carlos García y luego dormir en el hotel Larios, del que ofrece una foto de su precioso bar de aires modernistas.
El reportaje se completa con fotografías de la tienda del Museo Thyssen, las Casas de Campos con la zona recientemente peatonalizada y la playa de la Malagueta, suponemos que antes de la erección de los siete búnkeres para comer sardinas, lo que aumenta el valor testimonial de la foto.
En todo caso, guarda mucha relación este artículos con los reportajes que los periodistas extranjeros invitados por el Ayuntamiento realizan cada año tras pasar unos días durante la Semana Santa. Nos ofrecen una visión esperanzadora y llena de detalles de Málaga que nos ayuda a mirar con ojos más amables nuestra ciudad.
Aunque para que una ciudad mejore, nada como la crítica constructiva, no vaya a pasar como ese político malagueño que, al echar la vista atrás y hacer balance de su larga carrera política, confesó que no encontraba nada de lo que reprocharse. Ellos son así de autocríticos.