El metro en superficie o la visión con anteojeras

26 Abr

Ahora que 30 colectivos de Málaga Este demandan el regreso de los mulos a la Feria de Agosto, conveniente es comparar la terquedad proverbial de estas monturas con la que manifiesta la Junta de Andalucía con el metro en superficie.

El próximo martes, día 30 de abril, presentará el proyecto, que no sólo pretende llevar hasta La Malagueta, como anuncia con insistencia, sino que su intención es extender esta solución improvisada hasta El Palo, en un ejercicio de ahorro y ceguera política a partes iguales.

Ceguera política o anteojeras para mulos y caballos, porque da la impresión de que nuestros representantes autonómicos no se han percatado de que no se trata de un enfrentamiento más con el Ayuntamiento; no estamos ante la aburrida escenificación de ese conflicto secular entre derecha e izquierda que a pocos interesa ya, sino ante una oposición ciudadana que se extiende sin importar la ideología. Esto es al menos lo que uno constata al hablar con vecinos de la zona afectada por el invento y que no recuerdan haber votado nunca a la formación de De la Torre.

Habrá que pensar, leídos los folletos explicativos del metro en superficie, que la Junta lleva a la práctica el viejo chiste del caballo, cuyo propietario no dejaba de perorar sus bondades señalando que el animalito incluso hacía la comida, sacaba al perro y llevaba a los niños al colegio. Cuando el nuevo comprador se queja de que el caballo no hace nada de lo anunciado y que está todo el día tirado en casa sin dar un palo al agua, el anterior dueño le responde: «Siga hablando así del caballo que lo va a vender pronto».

La idea de que media ciudad de Málaga, precisamente la que presenta menos alternativas de tráfico por sus estrecheces, tenga un metro en superficie con el mismo comportamiento que los antiguos tranvías, es decir, con dos carriles ocupados por el invento, sólo puede salir de mentes cortoplacistas que no contemplan un escenario a 10, 20 ó 30 años en los que apenas haya recuerdo de la crisis.

Después de que la colaboración municipal y autonómica haya alcanzado las cotas más altas de incompetencia con las siete nuevas defensas antiaéreas levantadas en suelo público en la playa de la Malagueta, la idea de este metro en superficie desde el Guadalmedina al Palo, para salir del apuro presupuestario del momento, evoca la misma capacidad para prever el futuro que esos próceres que hicieron posible un tren de la Costa del Sol que finaliza en Fuengirola.

El Este de Málaga volverá a pagar el pato por la terquedad de unos políticos autonómicos que hoy sólo están a la altura de su partido. El próximo 30 de abril seguirán con las anteojeras puestas. Mucho nos tememos que no verán tres en un burro mientras tratan de vendernos el caballo.

Lógica profética

Dice una de las profecías de Nostradamus que el día en el que el Ayuntamiento ponga una placa identificativa en la gigantesca máquina de vapor de la Azucarera Hispania, en la avenida de Andalucía, los cielos se abrirán en dos y escupirán fuego. Se entiende el retraso.

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