La extensión del número de perturbados por los teléfonos inteligentes no es obstáculo, en esta semana tan libresca, para recomendar algunas obras de Málaga
El pasado martes, como ustedes saben, se celebró el Día del Libro. Las últimas estadísticas nos informan de que el malagueño medio lee tres libros al año y lo más probable es que uno de ellos sea El tiempo entre costuras y el otro Los pilares de la tierra.
Eso es al menos lo que se desprende de los representantes políticos de toda la provincia que cada semana comparten sus lecturas en el suplemento de libros de La Opinión. Cierto que Valle Inclán no abunda pero ya es esperanzador que nuestros políticos dediquen su tiempo libre a una actividad intelectual.
Como un servidor ya ha comentado en más de una ocasión, uno detecta que sigue en aumento la adicción a los teléfonos inteligentes, que han conseguido casi borrar los lectores de libros de los autobuses de la EMT, reemplazados por adictos a la pantalla.
El escritor Javier Marías los llama en un reciente artículo «zombis electrónicos» y también alerta de su alarmante proliferación. ¿Lector de libros y enganchado al móvil serán en el futuro pura contradicción?. Crucemos los dedos, en lugar de usarlos para tocar la pantalla, y confiemos en que los abducidos por la vida digital no se pierdan el placer de leer en la vida real, sea cual sea el soporte.
Y en esta semana tan libresca, aquí van unas cuantas recomendaciones de libros sobre temas de Málaga para todos los gustos. El primero de ellos, y del que este periódico ha dado la primicia, es Victoriano ¿Denominación jocosa o conventual? Málaga y sus boquerones, la investigación de Manuel Andrino, un notario de Marbella ya fallecido, sobre uno de los misterios gastronómicos de nuestra ciudad: ¿Por qué se les llama boquerones victorianos a este tipo de boquerones? Las conclusiones no son nada obvias y conducen al lector a la Málaga de los siglos XV y XVI.
Y para quien le guste la Semana Santa, el académico de San Telmo y director de los museos Revello de Toro y del Patrimonio Municipal, Elías de Mateo, acaba de publicar un libro sobre los presidentes de la Agrupación de Cofradías, un campo en el que había muchas lagunas.
Entre las curiosidades, la propuesta del presidente Alfonso Sell, hermano mayor del Amor y al frente de la Agrupación de 1945 a 1948, de que la incendiada iglesia de la Merced fuera cedida por el Obispado como sede y museo de las cofradías. No ocurrió así y unos veinte años más tarde fue vendida por la Diócesis y demolida. Una ocasión de oro perdida.
Otra recomendación de una obra reciente es el completo trabajo Arquitectura, ciudad y territorio en Málaga (1900-2011) una exhaustiva obra de investigación en la que se repasa la arquitectura y el urbanismo malagueño en este amplio periodo lleno de luces y sombras.
Y el martes, por cierto, la Fundación Málaga regaló a todo el que acudió a su sede, con motivo del 23 de abril, el libro Andén Sur, una recopilación a cargo de Rafael Inglada de poemas dedicados a Málaga en el siglo XX, a su vez, edición conmemorativa de la llegada del AVE a Málaga.
Conversar con autores del presente y del pasado es, en bastantes ocasiones, mucho más satisfactorio que hacerlo por whatsapp. Hagan la prueba y suelten un poco el cacharrito.
Querámoslo o no esto es lo que hay. Por lo menos la cosa tecnológica avanza, que ya es algo. En todo tiempo ha habido detractores de las innovaciones, el tema no está en los artilugios que están a nuestra disposición, sino el uso que hagamos de ellos.
Un cordial saludo.