Las banderas, los símbolos nacionales, están llenos de historias curiosísimas. La bandera de la Dominica, por ejemplo, una antigua colonia inglesa en el Caribe, luce en el centro un lorito típico del país llamado sisserou (su nombre científico es Psittacus imperialis).
Nada de particular tendría el sisserou si no fuera porque hasta 1988 miraba a la derecha pero a partir de ese año lo hizo a la izquierda, coincidiendo con un cambio de partido político en el gobierno.
Sin abandonar este continente, si le echan un vistazo a la bandera de Ecuador, descubrirán en el escudo central de su bandera un barco de vapor. Fue el primero en fabricarse en Hispanoamérica, en el año 1814. Lo que en su día fue símbolo del progreso se ha quedado hoy algo desfasado y hay que ponerlo en contexto.
También Venezuela, la nación inventora del chandal bolivariano, tiene una enseña curiosa.
Hasta 2006 contaba con siete estrellas que simbolizaban las siete provincias que lucharon contra España hasta que en ese año el fallecido Hugo Chávez, uno de los principales promotores del famoso chándal, le añadió una octava estrella que representa a Simón Bolivar. Con respecto a los colores de la bandera (amarillo, azul y rojo), y que podemos ver en otras banderas hispanoamericanas, el amarillo representa a América, el azul al océano Atlántico y el rojo a nosotros, a España.
En cuanto a la bandera española, sus colores y diseño son fruto del azar, o más bien de un concurso promovido por el propio rey Carlos III que escogió entre doce modelos distintos.La bandera roja y gualda fue seleccionada por su excelente visibilidad en el mar, de ahí que los buques de la Armada lo comenzaran a usar ese mismo año de 1785.
Y tantas historias y anécdotas vienen a cuento porque desde el pasado Viernes Santo, la bandera de la Plaza de la Constitución, pese a sus considerables dimensiones, está de capa caída. Fue precisamente la conjunción de esa fiesta y el viento la que la han dejado para el arrastre.
Expliquemos el misterio:al ser Viernes Santo, la bandera de España ondeó a media hasta, así que se puso justo a la altura de un balcón vecino. El viento provocó que la enseña se enredera y se rasgara por la parte de arriba, así que lleva desde Semana Santa simbolizando lo que ahora mismo es un país ciertamente desgarrado por la Economía.
Confiemos, no sólo en que el país salga adelante sino que, antes incluso, la bandera de España de la plaza de la Constitución sea reparada o sustituida, sobre todo ahora que comienza el Festival de Cine Español. No estamos para chistes. O sí.
Coleccionismo
Y hablando de Semana Santa, el domingo siguiente al de Resurrección y desde hace ya cinco años, la asociación de vecinos de Segalerva y El Molinillo se reúne para intercambiar prospectos de Semana Santa.
Este año, el nuevo centro social Ángel Jurado, donde tuvo lugar el encuentro, registró un lleno digno de conservar en cualquier album.
También cabe otra alternativa respecto a la bandera de España de la plaza de la Constitución: (reparada, sustituida o) Eliminada. No parece que el país la necesite para salir adelante (De hecho nos iba mucho mejor cuando no estaba [aunque sólo fuera por casualidad]).
Un saludo, y muchas gracias, señor Alfonso.