La cruz de aguantar a nuestros homínidos

8 Abr

Entrar en la mente de algunos homínidos malagueños es como hacerlo en una inhóspita alacena repleta de alimentos caducados, incluidos los yogures de más larga duración.

Pensemos si no en un caso sorprendente, la extracción hace unos días de la gran cruz de hierro que adorna la placita de San Juan de Dios, en pleno Centro Histórico, frente al centro de acogida de la misma orden religiosa.

Visualicen ahora a los primates protagonistas de la hazaña. Lo de primates está en plural porque hacen falta varios mamíferos para arrancar de cuajo una cruz de gran porte, a no ser que estemos ante un antropoide con superpoderes, en cuyo caso el autor de estas líneas no tendría más que decir.

Claro que alguien tan versado en misterios como Edgar Allan Poe habría achacado la hazaña a la poderosa fuerza de un auténtico orangután, treta literaria que ya utilizó con éxito en Los crímenes de la rúe Morgue. Pero no es el caso, cuando hablamos de homínidos malagueños nos referimos a proyectos de sujetos nacidos en nuestra ciudad, a los que les falta un hervor y ante una situación que les plantea una encrucijada moral, no entienden qué puñetas significa la palabra «encrucijada» ni mucho menos «moral» y optan por aplicar la fuerza bruta.

Precisamente, encontrándose en la hermosa encrucijada de la plaza de San Juan de Dios, estos aprendices de sandios decidieron arrancar la cruz por el mero hecho decontar más tarde en su particular tribu el ejercicio de memez colectiva.

La buena noticia es que incluso de un uso tan primario de las neuronas se puede sacar el lado positivo, porque según informa a este diario la concejala del Centro, Gemma del Corral, el Ayuntamiento ha aprovechado la bravata para pintar y reparar la cruz, reparando de paso el cableado interior.

Por suerte, parece que la cruz no ha sufrido serios daños, tan solo se ha roto la soldadura que la sujetaba y el Consistorio tiene previsto reponerla en unos pocos días.

Lástima que el Ayuntamiento no contribuya a un mejor conocimiento de los cromañones divulgando entre los antropólogos y prehistoriadores la grabación (si es que existe) de nuestro grupo de orgullosos homínidos malagueños arrancando la cruz de cuajo. De existir, también podría abrir el próximo Festival de Cine Español y quién sabe si de esta puesta de largo no surge una suerte de reserva natural en un lugar tan apropiado como el Torcal de Antequera, para que nuestros salvajes puedan foguearse en una suerte de Atapuerca andaluza pero con modelos en vivo.

En fin, así se las gastan algunos de nuestros congéneres. Deseémosle una pronta reincorporación a nuestro modesto club, el de los Homo sapiens.

Sones y tubérculos

El miércoles en el Centro, hinchas del Málaga y el Dortmund beben y corean en son de paz, hasta el punto de entonar juntos, por iniciativa de un malaguista, una canción-mantra cuya única letra es la palabra kartoffeln, «patatas» en alemán. Menuda papa llevaban encima.

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