Ayer en Radio Clásica sonó una curiosa Primavera de Vivaldi adaptada a coro por un contemporáneo del italiano pelirrojo. La primavera ya está en las ondas y mientras aguardamos que se descorra la cortina de agua que cae estos días, varios lectores, como todos los años, han vuelto a dar la voz de alarma ante lo que consideran podas municipales, no ya severas, sino directos cercenamientos de árboles dignos de leñadores canadienses.
Así, Francisco Navas nos escribe para denunciar la poda extrema de varios ficus en un bonito parque de la calle Argentea. «Para no tener que limpiarlos, a alguien de Parques y Jardines se le ha ocurrido dejar sólo los troncos», deduce.
Muy cerca de allí, en la avenida de Herrera Oria, la poda de los ficus y brachichiton también ha levantado protestas. Arturo Fernández, director del Instituto Politécnico Jesús Marín, tras mostrar su indignación por las podas, destaca que mientras los árboles de hoja caduca pueden ser podados al completo «y sin muchos miramientos», si se hace lo mismo con árboles de hoja perenne como los ficus o los brachichiton, «si se descargan de forma tan brutal, existe el riesgo de que se asfixien al perder gran parte de su masas foliar».
El responsable del centro admite que se ha abusado en plantar esta última especie, los brachichiton pero considera que otra cosa es «matarlos a podas».
Y como es de prever, una visión muy distinta tiene Javier Gutiérrez del Álamo, director de Parques y Jardines, que niega la mayor y no comparte ninguna de las críticas anteriores. «El ficus es una bomba biológica, un árbol con un vigor muy fuerte y desgraciadamente ha sido plantado de forma inadecuada en sitios donde a lo mejor no se debería plantar», plantea (valga la redundancia).
El director de Parques y Jardines cuenta que mientras en zonas en las que se puede desarrollar sin causar molestias las podas son «de recorte y saneamiento pero en ningún caso drásticas», cuando se encuentra plantado en aceras estrechas o próximo a viviendas, las podas sí son drásticas «para controlar la raíz». «Al dejar la copa muy reducida (…) controlamos que la raíz no levante las aceras y no se meta en las viviendas».
Javier Gutiérrez del Álamo pone también el ejemplo de las podas drásticas en Emilio Thuillier, en Ciudad Jardín, «para que los ficus no se metan en las viviendas».
En cuanto a los brachichiton, también plantea lo mismo y destaca que estos arboles tienen incluso más fuerza para levantar las aceras que los ficus.
Pero entonces ¿por qué Málaga está plagada de ficus y brachichiton?, ¿a qué responsable de las últimas décadas se le fue la mano en su desaforado amor por ambas especies? El responsable de Parques y Jardines cuenta que a finales de año estará listo un plan director de árboles para que no se produzcan más plantaciones caprichosas, al tiempo que los árboles más problemáticos se sustituyen por otras especies, siempre con la idea de que no se supere el 8 ó el 10 % de la misma especie en Málaga. Tarea tienen.
Ahora bien, lo de podar de forma radical los ficus de un parque alejado de las viviendas sigue sin cuadrarle a este servidor.