El alcalde inauguró la semana pasada un precioso parque en El Tomillar, en el Puerto de la Torre. Está emplazado en una auténtica encrucijada literaria. Vayas por donde vayas las calles están dedicadas a famosos dramaturgos y novelistas: Terencio, Andersen, Victor Hugo, Zola…
Y para rizar el rizo, el parque se anunció como el de La Isla del Tesoro, porque realmente es un parque infantil temático muy ingenioso, así que de propina tenemos un homenaje a Stevenson.
Lo curioso es que el Ayuntamiento se puso en contacto con un colegio cercano para que los niños acudieran de atrezzo a la inauguración pero la asociación de padres no lo vio con buenos ojos, así que hubo que invitar a niños de otros colegios, informa a esta sección uno de los protagonistas de la operación.
Y eso que la inauguración recordó, por su despliegue de piratas, globos y público, a la que nuestro Consistorio suele realizar un par de meses antes de las elecciones y que entran dentro de la legalidad, aunque provoque el mosqueo de los partidos rivales. Vamos, que fue realmente muy bonita.
Lo que sigue siendo un enigma es por qué, anunciándose como el parque Isla del Tesoro, el cartel informativo que hay junto a este precioso equipamiento detalla que se trata del parque infantil Victor Hugo, por eso de que así se llama la calle vecina. ¿En qué quedamos?
Más lógica tendría, si realmente es el parque infantil Victor Hugo, que esta zona de juegos tuviera su jorobado de Notre Dame, sus gárgolas y sus campanas. Porque claro, de inspirarse en Los Miserables uno no se imagina al alcalde de Málaga inaugurando un parque en el que los niños puedan jugar a parapetarse tras las barricadas para lanzar ñoscos a las autoridades. En ese caso, la inauguración habría necesitado, por si acaso, de los antidisturbios.
Volviendo a La Isla del Tesoro, la obra inmortal de Victor Hugo, hay que resaltar el gran cambio que ha tenido este parque. Un servidor recuerda que era un cerro despeluchado con una larga chorraera y hoy se ha convertido en un precioso islote cuajado de jarcias para que los niños se ejerciten igual que lo hizo el grumete Jim Hawkins. Y aunque no hay barril de manzanas en el que esconderse, sí que nos encontramos juegos muy ingeniosos como un palo mayor (de altura reducida, claro) que haría las delicias de cualquier pirata o un columpio-cesta para llenarlo de niños en lugar de provisiones.
Rodeando el cerro tenemos, por supuesto, el inmenso mar, una extensión azul en la que pululan caballitos de mar, estrellas y un castillo de juegos en forma de barca.
A falta de presupuesto para grandes obras, hay que felicitar al Ayuntamiento por este parque temático infantil hecho con mucho ingenio. Victor Hugo nunca habría imaginado un homenaje tan hermoso de los niños de Málaga. Otra cosa es cómo le sentará a Robert Louis Stevenson.
El campero
Una política malagueña que nos representa en Madrid admitió hace poco desconocer qué era un campero y hubo que explicárselo.
Eso es estar al tanto de lo que se cuece (y se come) en las calles de Málaga. Claro que sin dietas parlamentarias.
Original divertido….pero peligroso.
Como madre me preocupa que uno de mis hijos se de con uno de los picos salientes de los escalones,que son de madera y sin proteccion. Los niños de la barriada disfrutan deslizandose por la colina en cartones, pero mas de uno se abrira la cabeza por la escasa proteccion al final de la bajada.