Hagan una prueba de laboratorio: suelten a un alto cargo cultural alemán en Málaga durante una semana. Si miden sus constantes vitales notarán que su corazón ejecuta, como Pinito de Oro, su buena ristra de saltos mortales.
El motivo de la taquicardia lo encontrará al constatar que la planificación de los equipamientos culturales malagueños está basada en el Principio del Holandés Errante y en las películas de Hitchcock, siempre con una sorpresa mayúscula cuando se acerca el deselance.
Que los equipamientos culturales de la sexta ciudad de España estén tan influenciados por el cine de suspense es algo que le hará caer en los tópicos sobre el Sur de Europa, los mismos en los que hoy caemos al utilizar a un alto cargo alemán y no a uno italiano o portugués.
Un servidor no cree que la nacionalidad importe cuando este alto cargo sea testigo de la Feria de la Improvisación, que desde tiempo inmemorial se viene celebrando en el antiguo convento de la Trinidad. Un evento que extiende su magia por otros magnos caserones vacíos de Málaga como la Tabacalera, el antiguo cine Astoria, el convento del Carmen o el Colegio de San Agustín, que vuelve a quedarse compuesto y sin novia después de la última ocurrencia de la Junta: la Biblioteca Provincial no irá ahí, como estaba previsto, sino a la Trinidad.
Este alto cargo taquicárdico, poco importa su país de origen, también constatará que, como en un cuento de Borges (o un tebeo de Ibáñez), las posibilidades de los caserones vacíos son infinitas con el agravante de que, una vez emprendida una senda, podrá tomarse otra en el último momento, tal y como les pasa a James Steward y Kim Novak en Vértigo.
Así pues, con todas estas premisas, nuestro político guiri elaborará un informe final en el que concluirá que el Colegio de San Agustín, con 6.000 metros cuadrados y situado en un lugar envidiable -entre el Museo Picasso y la Catedral nada menos- bien puede terminar siendo:
1. El Parque de los Cuentos, para que la Junta cumpla por fin esta etérea promesa.
2. El Museo Arqueológico, porque el futuro museo de la Aduana no está terminado y nunca se sabe.
3. Un Museo del Prado en miniatura, sorpresa electoral que se la llevó el río.
4. El centro de interpretación del Colegio de San Agustín, solución que precisamente por poco imaginativa podría enarbolarse en el último momento.
5. La Subdelegación del Gobierno, porque en su día ya se barajó esta posibilidad para el colegio y a los políticos les encanta trasladarse de sede con periodicidad.
6. Un centro internacional de arte rupestre, para el caso de que finalmente no quepa con holgura en el convento trinitario.
7. Siempre cabe la posibilidad de que el Gobierno central escenifique una guerra de Troya y exija que el Colegio de San Agustín siga siendo la futura sede de la Biblioteca Provincial.
Cuando este alto cargo europeo regrese a su tierra cesarán los vértigos y las palpitaciones. Quienes vivimos en Málaga tendremos que seguir aguantando este sinvivir cultural.