Ya lo advirtieron varios dirigentes vecinales de Ciudad Jardín hace justo un año en este diario, cuando las obras estaban a medio terminar: Mangas Verdes necesitaba un auditorio de verdiales lo mismo que Málaga una lanzadera espacial.
Pese a esta abrumadora imagen aeronáutica, el Plan Zapatero se desprendió de 311.000 euros para construir el auditorio, cierto es que a propuesta de la asociación de vecinos de Mangas Verdes, que con muy buena intención pensaba que sería el primer paso para arreglar toda la zona.
De momento, la zona sigue hecha unos zorros y las únicas personas que frecuentan el auditorio son los barrenderos de Limasa y algunos seguidores de la ingesta de cerveza en grupo.
Aquí el firmante se pasó la semana anterior por esas alturas, con inmejorables vistas de Málaga. En el auditorio no había bebedores de cerveza pero sí barrenderos de Limasa cumpliendo con su trabajo. Desde que se levantó el auditorio tienen un lugar más que limpiar porque se ha convertido en punto de reunión de hordas vandálicas.
Así, el gran panel acristalado del escenario se encuentra atiborrado de pintadas de gran tamaño y múltiples colores, mientras en las gradas, además de cacas de perro (suponemos), también encontramos cristales rotos de botellas de cerveza, y tierra desprendida del cerro donde se asienta esta obra.
Una obra que nació con poca cabeza, pero que también se olvidó de los pies, porque el acceso al auditorio es el mismo piso de la calle Arroyo Aceiteros, que tiene muchísimo más de arroyo que de calle, con un suelo no sólo terrizo sino también abrupto.
Que las obras del auditorio no hayan incluido el asfaltado de unos 50 metros de calle y que este escenario siga vacío casi un año después de su inauguración es un capítulo más de los fuegos de artificio que en muchas ocasiones nos ofrecen los gestores del dinero público.
Los verdiales, mientras tanto, el 28 de diciembre en los Montes o en la glorieta del Fiestero.
Diputados con piso
El domingo pasado volvieron a salir en este diario los nombres de la diputada popular Celia Villalobos y del diputado socialista José Andrés Torres Mora, dos representantes por Málaga en el Congreso que pese a contar con piso en Madrid, cobran un envidiable suplemento de 1.823 euros al mes, se supone que para alojarse en la capital de España. ¿Acaso los tienen en alquiler y no pueden disfrutarlos? Y si resulta que sí viven en esos pisos en propiedad, ¿cómo justifican ese dinero extra?
Sus respectivos partidos deberían llamarles al orden para que al menos dieran una explicación clara y convincente de estas llamativas cantidades, antes de que los electores les llamen otra cosa. De nada.
Amor fluvial
Romántica pintada en el mismo cauce del Guadalmedina: «Y cada día te demostraré que te quiero tener conmigo siempre. Te amo. Confía en mí». Suerte.