Algunas pintadas en los jardines de Huelin Town

7 Dic

Ni todo el monte es orégano ni todo Huelin su paseo marítimo. Hay otras realidades en este barrio centenario y marinero como su decrépito mercado, que en comparación con los nuevos que ya hay por toda Málaga, sólo puede tener futuro como escenario de algún capítulo de la serie Cuéntame.

Con sus carteles descoloridos, los cables a modo de liana que podemos apreciar en los laterales y el aspecto general de desfase, habrá que hacer como la asociación de vecinos Torrijos de Huelin y seguir reclamando que, algún día, este rincón de Málaga cuente con un mercado en condiciones.

Pero hoy no nos detendremos en esta antigualla sino que seguiremos por la calle dedicada a Emilio de La Cerda en dirección al mar, porque justo antes de la playa nos encontramos con un jardincito que durante mucho tiempo fue uno de los pocos lugares de esparcimiento del barrio.

Se trata de una zona verde con parterres, presidida por un soberbio magnolio, acompañado por palmeras de varios tipos.

Atravesado por un paseo peatonal, sin duda lo más llamativo del jardincito, aparte de las plantas, es la rica colección de pintadas tribales que acoge como «LPM familia controla…Huelin Town, manda Compay¡» que, mucho nos tememos, no hace referencia al cantante Compay Segundo.

En el piso de esta zona verde, con aparatos de gimnasia, hay también una bella pintada («Bea Aguashirri»), mientras que en un banco encontramos «Cece ComeCaña» y «Clara Comisaria» aunque la pintada más inquietante es la que inmortaliza a un tal «Dyrty Josemi» (sic), sin olvidar un lema que parece dictado por el mismísimo Rambo: «Lo que no me mata me hace más fuerte». Pues eso, un jardincito de Málaga.

La oferta

Y seguimos en Huelin porque, como ya nos enseñó Francis Ford Coppola, hay ofertas que no se pueden rechazar. Una de las más apetitosas de estas navidades es la que ofrece una autoescuela de la zona: por apuntarse y pagar la matrícula el futuro conductor recibe seis clases prácticas y un más práctico jamón, ideal para estas fechas. Logre o no el carné, siempre quedará el recuerdo de la pieza. En el simpático cartel el jamón, cómo no, va sobre ruedas. Suerte.

Espontáneos

Los jardines espontáneos abundan en Málaga. En ocasiones, se trata de gestos heroicos del vecindario para mejorar un entorno impresentable, que es lo que le ocurre a los sufridos vecinos de la calle México, que tienen que convivir con un secarral zarrapastroso a la espera de que algún político lo convierta en equipamiento.

En otras ocasiones, se trata sencillamente de poner el toque de verde a esa esquina, que es lo que ha hecho un grupo de vecinos de Dos Hermanas con un rincón de la calle Toledillo.

A pesar de estar en diciembre, da gloria ver este rinconcito cercado por macetones, donde abundan palmeras, yucas, rosales y no falta un bebedero para pájaros. Presidiendo esta muralla verde se encuentra una silla vacía, que los vecinos deben ocupar los días de terral para disfrutar de una (natural) bajada de las temperaturas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.