Susurros en el autobús y otras lindezas

6 Dic

De un tiempo a esta parte, los autobuses de Málaga se están pareciendo a los que prestan su servicio en las capitales nórdicas, pues en ellos no se oye ni una mosca.

Antes, los autobuses de la EMT eran la recreación de una mañana en el rastro de Martiricos, tal era el bulla bulla de los usuarios, así como el griterío y las risotadas del personal.

Pero la proliferación de teléfonos inteligentes ha logrado enmudecer al personal, que opta por recluirse en su placenta tecnológica y lo único que se escucha de muchos usuario es el ruidito de los whatsapp al llegar.

En la EMT se está gestando una legión de frotadores de pantallas de móvil a quienes ni la contemplación del paisaje ni la comunicación con personas de carne y hueso está entre sus prioridades, al menos dentro del autobús.

Pero hay excepciones que, en algunos casos, constituyen un soplo de vida mientras que otras, uno echa de menos que los emisores de la charla no tuvieran un absorbente teléfono más inteligente que ellos.

Dos pinceladas de esta misma semana: un veterano malagueño pega la hebra con un comerciante chino y mientras este señala que su bebida preferida esla cocacola, el veterano le corrige y dice: «Eso es para niños, en España lo normal es que los hombres pidan un sherveza (sic) o un vasito de vino». Antropológicamente precioso.

La cruz de la moneda, dos jóvenes a grito pelado poniendo a caldo a una compañera de trabajo con perlas dialécticas como «laíalagranpuutaojaláreventara». ¿Por qué no tendrían un iphone a mano?

Aullidos

Los cánticos beodos de los aficionados del Anderlecht que pudieron escucharse durante todo el pasado martes en las calles del Centro evidencian, por si había alguna duda, que el lenguaje de los hinchas ultras del fútbol es universal.

Da igual que el integrista del balón aúlle en flamenco, en francés o en español de Lima; las personas normales, los aficionados al fútbol que no embisten al ver a un hincha del equipo contrario, en seguida encuentran un nexo de unión entre este espécimen extranjero y los autóctonos. ¿Cuál es ese nexo?: la cerveza, las ganas de bronca y un oído para la música similar al de una tuneladora del metro. El fútbol no tiene barreras.

Amable invitación

Ayer, un jubilado malagueño con una prótesis en un pie se puso en contacto con esta sección para agradecer al autor de la remodelación de las plazas del Siglo, el Carbón y el cardenal Spínola su memorable labor.

Gracias a esta gesta, injustamente olvidada por la Unión Europea a la hora de premiar grandes hazañas de la obra pública, este jubilado puede experimentar lo que Miguel de la Quadra Salcedo al adentrarse en un terreno pantanoso del Amazonas.

Parece que el Ayuntamiento se está planteando arreglar una vez más la calle Granada por el tramo más cercano a la plaza de la Merced. Bien podía también cambiar el magma de adoquines de estas tres plazas o bien incorporarlas –y sería un auténtico reto para los jóvenes exploradores– a la Ruta Quetzal.

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