El malagueño Francisco de Paula es un Quijote de los derechos humanos. A su edad, bien podía dedicarse a saborear la vida, a montar en bici con la parsimonia de los protagonistas de Verano Azul y limitarse a descubrir el lado amargo asomándose a la actualidad económica o viendo en la tele cómo acosan a los famosos.
Hace diez días este periódico dio la noticia de su último acto, que tuvo el apoyo de Aministía Internacional: una recogida de firmas en la Facultad de Periodismo para pedir que el español Pablo Ibar, condenado a la pena de muerte en una cárcel de Estados Unidos, pueda tener un juicio justo.
El preso español lleva ya 12 años a la espera de morir a causa de una inyección letal por un supuesto triple crimen en una vivienda en la que la policía no encontró ni huellas del acusado ni tampoco rastro de su ADN.
La única prueba es una borrosa grabación de vídeo en la que durante unos segundos sale alguien parecido a Pablo Ibar pero de la mera apariencia física a la culpabilidad –al menos en la justicia española– hay un trecho gigantesco sobre todo si no hay más pruebas incriminatorias.
Francisco de Paula sabe lo que es luchar contra estas injusticias. Con la colaboración de este diario, que le ayudó en su campaña, logró sacar del corredor de la muerte a Mario Flores, un preso mexicano inocente y también ayudó a fondo para lograr la liberación del español Joaquín José Martínez, quien finalmente no sólo disfruta de una merecida libertad sino que además está casado con una malagueña y es un asiduo de nuestra ciudad.
Los planes de este malagueño activista continúan y mañana jueves a las 11.30 dará una charla en la Facultad de Periodismo para detallar el caso de Pablo.
Además, tiene previsto dar una campaña parecida de charlas y firmas en la Facultad de Derecho tras la Navidad y contar el drama del español encarcelado por los institutos de Málaga.
Porque Pablo Ibar puede recibir apoyo de muchas formas, ya sea con cartas de ánimo o incluso con pequeñas cantidades de dinero que le sirvan para comprar sellos y contestar las cartas. Como señala el propio Pablo, en el corredor de la muerte vive mejor quien puede tener mejor abrigo o suplemento alimenticio –en el corredor de la muerte no cuentan ni con aire acondicionado en verano ni con calefacción en invierno–.
Con nieve, lluvia o terral, Francisco de Paula sigue en Málaga su quijotesca pelea contra un sistema carcelario digno de China (me temo) y su siguiente paso será recabar el apoyo de Julio Anguita. Ánimo.
Literatura fluvial
En Málaga estamos acostumbados a que las pintadas callejeras tengan la misma carga intelectual que la de esos audaces primates que bajaron de los árboles para seguir la senda incierta de la evolucíon. Otros quizás sostengan que el discurso ideológico de las pintadas es similar al que emplean esos usuarios de gimnasio en celo que buscan pareja por televisión.
Hay excepciones lustrosas como este homenaje a J.D. Salinger en un muro del Guadalmedina, a la altura del puente de Tetuán: «El centeno seguirá creciendo y el guardían lo seguirá guardando».