La fuente más discreta de los Jardines de Picasso

9 Nov

Hace unos días este periódico recogía el inusitado ascenso a los cielos, para luego descender, del busto de don Carlos Larios y Martínez, marqués del Guadiaro y primo del II marqués de Larios, que tiene su estatua a pocos metros, frente a la calle más famosa de Málaga.

El busto fue retirado por una grúa municipal para ponerle un sistema de anclaje porque, como en todas las ciudades, hay una minoría de vándalos antropoides y alguno de estos especímenes se había entretenido en mover el busto de su pedestal.

Lo curioso es que este ungulado anónimo reproducía sin saberlo la situación del obelisco a Torrijos, con una de sus piezas ligeramente desplazada por el terremoto de 1884, algo que la última rehabilitación de la plaza ha querido mantener de forma simbólica, porque no afecta a la seguridad del monumento.

La memoria de don Carlos, dueño de la fábrica textil La Aurora y una de las personas decisivas para reformar el puerto de Málaga a finales del XIX, pervive en los jardines de su fábrica, hoy bautizados en honor a Picasso, que siguen siendo unos desconocidos para muchos malagueños, quizás por su emplazamiento en una zona con mucho tráfico, poco dada al sosiego.

Una de las curiosidades de estos jardines es que cuentan con una fuente muy poco conocida, a pesar de que monta guardia frente a uno de sus ficus más imponentes y centenarios, y ni siquiera aparece en el espléndido libro sobre las Fuentes de Málaga, editado por el Ayuntamiento.

Esta fuente, de sinuosos bordes de mármol, está casi al mismo nivel del suelo, y del centro brota un pequeño hilo de agua, muy parecido al que sueltan esas fuentecillas para que beban los peatones y que por regla general no funcionan.

La fuente es tan discreta, tan adaptada a su medio, que apenas ha sufrido ataques de los vándalos, mayormente porque hay poco que atacar. En la última visita del autor de estas líneas sólo presentaba un solitario ñosco en su vaso lleno de agua y como dato curioso, también se aprecian en el fondo monedillas de céntimos de euro. Un sustituto barato de la fontana de Trevi, aunque como hemos visto esta semana, otro lugar predilecto para pedir deseos con monedas es la pileta romana de calle Alcazabilla, cubierta por la pirámide de metacrilato.

El único problema de esta fuente es que, es tanta su adaptación al medio, que en cuanto caen cuatro gotas en un radio de un metro es imposible acercarse a ella porque el césped, más que estar mojado, está pantanoso.

La próxima vez que pasen por los jardines fíjense en esta pequeña fuente fabril. Mejor un día soleado.

El siglo que viene

La Asociación de Amigos de La Concepción, como todos los años, regaló una planta al jardín tras su asamblea de otoño.

En este caso se trata de una secuoya y en concreto, de una Sequoia sempervirens, un futuro árbol, hoy minúsculo, que sin duda será una de las muchas atracciones del jardín botánico allá por el siglo XXII.

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