Dice el dicho, repetido hasta la saciedad, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Eso es porque quien lo dijo por vez primera no se dio una vuelta por el camino de cabras que une el final de la línea 2 de la EMT con La Concepción. Seguro que tropezaba más veces.
Quienes siguen esta columna desde 1999, algo que es muy de agradecer, habrán observado que uno de los caballos de batalla del firmante es precisamente esta absurda senda que no llega al medio kilómetro, en el Camino Viejo de Casabermeja y que, por pertenecer a la administración central, no hay manera de arreglarla.
Uno pensaba que, ahora que el Gobierno central y el Ayuntamiento están ocupados por políticos del mismo partido, se iba a resolver esta vergonzosa situación pero no ha sido así.
De hecho, puede que Málaga sea la única ciudad de Europa Occidental sin un camino digno que comunique con su jardín botánico, una situación bochornosa, que deja a la cuadrilla de ineptos del Ministerio de Fomento, ente responsable del bochinche, a los pies de los caballos.
Y la verdad, no se comprende que la administración central pase tres pueblos de una carretera que tiene abandonada desde hace 18 años –cuando se inauguró el jardín y se abrió al público–. Se trata de una pista asfaltada sin las más elementales medidas de seguridad para las miles de personas que la usan al año para ir al Jardín Botánico-Histórico de Málaga: ni aceras, ni farolas y de barandillas ni hablamos.
Ayer,el autor de estas líneas pudo comprobar que en esta senda tan peligrosa algo ha cambiado: las lluvias han convertido los escasos márgenes para los paseantes en puro barro.
Y desde luego, hay que tener mucho amor por la Naturaleza para pegarse al muro del psiquiátrico de San José, mientras se siente la brisa provocada por un autobús de padre y muy señor mío que pasa a un palmo de tus narices. Tampoco falta un descampado con contenedores en el que suelen depositarse restos de obra y tras cruzar un túnel, el único tramo con aceras, hay que jugarse de nuevo el tipo para subir y bajar la rasante y llegar por fin sano y salvo al botánico.
Hasta ahora, ni Pedro Aparicio, ni Celia Villalobos ni Francisco de la Torre han conseguido arrancar a los inútiles de Fomento estos 500 metros de carretera para adaptarlos a los peatones. La medida, que está en lista de espera desde 1994, permitiría además al veterano psiquiátrico de los hermanos de San Juan de Dios abrir una entrada más al centro, ahora que están levantando un nuevo edificio.
Los beneficios para La Concepción serían inmediatos, con una rápida subida de los visitantes… pues no hay manera.
Un servidor está por mandar una carta a la actual ministra de Fomento, Ana Pastor, advirtiéndole de las altas dosis de incompetencia y pasotismo que se aprecian en lo que a la gestión de las carreteras de Málaga capital se refiere.
Quién sabe si esta activa política no localiza el nido de zánganos y los pone a trabajar. No en vano llevamos 18 años de tropiezos.