Ayer hablábamos del Paseo de los Canadienses entre La Araña y El Palo, un rincón precioso que está ganando enteros para convertirse en los segundos Baños del Carmen, por su evidente deterioro.
Hace unas semanas el autor de estas líneas daba una vuelta por allí y en lontananza, casi al pie del Peñón del Cuervo, detectó un objeto largo y blanco tirado en la arena que era lamido por las olas. ¿Qué era eso?: ¿un pájaro de proporciones gigantescas?, ¿la vela de un barco?, ¿el globo que usó el austriaco Felix Baumgartner para pegar el salto?
Ese objeto largo y blanco daba vueltas por la arena, rebozado como una croqueta, mientras una suerte de equipo de producción inmortalizaba el momento con grandes fogonazos de sus cámaras.
Ustedes ya lo habrán adivinado, era una novia. En Málaga son muy populares estos reportajes fotográficos, la mayoría al caer la tarde, influenciados por los anuncios románticos de Azur de Puig y todos esos perfumes en los que dos enamorados, vestidos de ibicencos, corren por la playa a cámara lenta sin parar de reir.
El caso es que esta escenificación semiacuática fue de lo más intensa porque en un momento dado, cuando la novia rebozada se encontraba boca arriba –seguramente recuperándose de un ejercicio físico que ni Nadia Comaneci– a una indicación del equipo de rodaje el novio se tiró en plancha sobre ella. No parecía una escena idílica, parecía un placaje así que un servidor no sabía si dejar que el amor siguiera su curso o si llamar al 061.
Por suerte, el novio dejó de placar, la novia pudo incorporarse y a continuación tuvo lugar el mencionado anuncio de colonias, con los novios dando vueltas como trompos mientras las olas iban a lo suyo.
Son muy populares estos reportajes que luego requieren un programa especial de lavado. Menos mal que, en estos casos, la boda suele tener lugar un día antes o un día después.
Y digo yo si esta tendencia de los malagueños casaderos a revolcarse en la orilla, en caso de generalizarse, no marcará una tendencia mucho más profunda que invertiría la senda mostrada por Darwin: el regreso de nosotros, mamíferos de tierra, al mar. Quién sabe si a los novios del futuro que se abracen y naden mariposa en esta playa o en la de los Baños del Carmen no le saldrán branquias y de ahí a las marsopas hay sólo un pequeño salto. No como el del austriaco.
Ánimo
El presidente de la asociación de vecinos de Lagunillas, Curro López, a quien la salud le dio un susto el mes pasado, ya se recupera dando largas caminatas por Málaga. Por su tesón y compromiso con los menos favorecidos, materializado en el reparto de alimentos y las actividades que realiza en este rincón de la Victoria, Curro es más necesario que nunca pero como siempre, ante todo hay que cuidarse. Mucho ánimo.
Paces
En la plaza de San Juan de la Cruz, una pintada reza: «Si no hay paz para los pobres no habrá paz para los ricos». Haya paz.