Más intrigante aún que la plasta de estos días es la colección de piezas de cine de ciencia ficción que puede verse, hasta el miércoles de la semana que viene, en la sala Siglo de Unicaja, en la plaza del Siglo.
Colas de aficionados a la ciencia ficción no dejan de subir a la sala, lástima que algunos de ellos, más que disfrutar de la muestra en sí, se centren en hacer acopio visual de las piezas, fotografiándolas una a una, temiendo que escapen por la ventana o que la memoria les falle. Confiemos en que luego la disfruten en la soledad de sus teléfonos inteligentes.
Otro rasgo curioso de la exposición, muy completa, es que los verdaderos expertos pasan de puntillas ante las réplicas de piezas de cine y sólo se deleitan con las originales, aunque diferencias haya pocas.
Si acaso, el paso del tiempo, como podemos ver en la careta original de la película Scream, esa de un fantasma derretido y a medio bostezar. También hay pequeñas joyas como la mano con la que el famoso Freddy Krueger, el de Pesadilla en Elm Street, no debe nunca rascarse la espalda o el primer boceto del guión de Blade Runner y una foto dedicada de Rutger Hauer, el replicante bañado en lágrimas bajo la lluvia más famoso de la historia del cine.
Y es que en esta colección, reflejo fiel del cine de ciencia ficción, conviven piezas de obras maestras con otras que se utilizaron para filmar auténticos bodrios caros, refritos de grandes éxitos. Ahí está por ejemplo Regreso al Futuro, en su tercer viaje, en este caso al Oeste cuando la fórmula era ya harto cansina o algún producto de segunda generación de Arnold Schwarzenegger, cuando debía haber permanecido estancado en la primera.
Réplicas u originales, la exposición merece la pena para ver la famosa máscara de V de Vendetta, el uniforme de uno de los 300 espartanos, el colmillito de un Tiranosaurius rex de Spielberg o la espada láser de Luke Skywalker. También para constatar que los guionistas imaginan un futuro por llegar en el que las armas son verdaderos armarios que necesitan una carretilla para poder transportarlas, y que a la hora de dispararlas deben de tener un retroceso como para mandar al actor a Melilla, aunque en la Edad Media también se las gastaban bien, como demuestra la espada del Rey Arturo (Sean Connery) de El primer caballero, que necesita a tres miembros de la Tabla Redonda para manejarla con soltura.
Calidad y éxito se dan la mano en muchos éxitos de los 80, como una moneda de oro que apareció en Los Goonies o los aparatos para atrapar fantasmas y ver ectoplasmas de Cazafantasmas.
Y aunque sean réplicas, hay muchos objetos de la saga de Indiana Jones, como su sombrero, soprendentemente limpio y en buen estado, además del látigo y para un servidor lo más curioso: una de sus intrincadas hojas de su cuaderno de ruta, con dibujos de ruinas misteriosas y signos de una lengua misteriosa que no la descifra ni Champollion con diccionario.
Y una curiosidad: entre los visitantes a esta muestra se sorteará una réplica (muy reducida) de la robot María de Metrópolis, una obra que sigue fascinando a pesar de los 75 años transcurrido desde su estreno.