La Nasa acaba de ofrecernos la imagen más completa del planeta Marte y se parece bastante a la provincia de Almería, aunque por suerte para el planeta rojo, ningún marciano desquiciado ha podido construir un hotel Algarrobico.
Desde el espacio Málaga debe ser una mancha gris bañada de azul en la que no predomina el verde de los parques, que escasean.
Lo que la inteligencia marciana quizás no procese sea ese exagerado número de pequeños agujeros negros, localizados sobre todo en el casco antiguo de la ciudad y a la izquierda, pasado el río seco (igual que los de Marte). Es lo que los terrícolas de este rincón del mundo llamamos el Centro Histórico y la Trinidad, dos barrios en los que esos agujeros negros, tal que solares, abundan más que los franceses en Burdeos.
En los últimos tres años la sección Línea Directa de este diario ha recogido las vicisitudes de un local en la calle Coto de Doñana, esquina con la calle Vital Aza, en Lagunillas. Los vecinos soportaron, más que carros y carretas, moscas, mosquitos y roedores, a los que combatieron colocando ratoneras en las terrazas. Urbanismo limpió finalmente el solar hace un par de semanas, después de que la irresponsable empresa propietaria no cumpliera con su deber de mantenerla en condiciones.
Lo curioso de todo este driblaje administrativo es lo que encontró en su interior la empresa contratada por Urbanismo. Fuentes de la Gerencia han contado esta semana que en este minúsculo solar había entre 15 y 20 bolsos y carteras con documentación y tarjetas.
El sueño administrativo había convertido este agujero negro en el lugar idóneo para deshacerse de la prueba de los tironazos y otros mangamientos. Un solar con más años que una bandá de loros y haciendo esquina en este olvidado rincón del Centro era el lugar ideal para el lanzamiento de bolsos, disciplina no contemplada en las Olimpiadas de Londres.
Si algo así se ha encontrado en un solar tan pequeño, ¿qué tesoros no esconderán otros solares, olvidados de la mano de sus propietarios? No demos ideas pero en un solar de la Trinidad bien podría haber pasado de incógnito, las próximas décadas, el Códice Calixtino.
Los marcianos, claro está, no salen de su asombro. Y todo hay que decirlo, algunos terrícolas malagueños tampoco.
Los forofos
Ayer, una familia de guiris le practicaba una melé al pobre de Hans Christian Andersen. Debían ser estos visitantes unos auténticos forofos del escritor danés. Yo no he visto tal demostración de cariño salvo en el lejano concurso de televisión Qué apostamos, cuando medio colegio mayor se propuso meterse en el mismo coche.
Había niños de guiris retrepados por la espalda; de pie en cada rodillas del danés; en su regazo y hasta uno posaba sonriente mientras tiraba de las narices del homenajeado. Lástima que no hubiese jueces del récord Guinness cerca.