Bibliotecas enteras se pueden llenar con los libros, documentales y películas que han tenido como telón de fondo o argumento la Guerra Civil española. Este aluvión, que comenzó en los años 70 tras la muerte de Franco, sigue sin remitir por la relevancia y las consecuencias que trajo la rebelión militar de hace tantísimos veranos.
Si hubiera que escoger un libro sobre las barbaridades de ambos bandos –el insurgente y el afín al que pronto sería el desorden establecido– ahí está la magistral colección de cuentos A sangre y fuego, del recuperado periodista sevillano Manuel Chaves Nogales, para un servidor lo mejor que se ha escrito sobre la Guerra Civil junto con La velada en Benicarló de Azaña.
Pero existe otro territorio en el que sobran las palabras y que sólo ahora ha empezado a cobrar importancia. No hay mejor terapia contra una guerra que pasar media hora en el sótano del Rectorado, conviviendo con los restos de la muralla fenicia y sobre todo, con la exposición que estará lo que queda de junio sobre dibujos hechos por niños sobre la Guerra Civil.
La exposición es una selección de los dibujos que aparecen en el libro El dibujo infantil de la evacuación durante la Guerra Civil Española, publicado por la Universidad de Málaga, obra del profesor José Antonio Gallardo Cruz. La obra recoge dibujos de los niños evacuados durante la tragedia, alojados muchos de ellos en colonias infantiles de Francia y de la España republicana.
Niños de 6 a 14 años en su mayoría, dibujaron los horrores de su época, incorporados ya para siempre a sus vidas.
Hay dos dibujos especialmente impactantes, hechos por los malagueños Juan y Manuel de 14 años, que reflejaron el ametrallamiento y bombardeo de civiles en la Carretera de Almería. Juan dibujó un barco de bandera nazi mientras en la carretera caían las bombas sobre los civiles, con una ambulancia socorriéndoles (posiblemente la del famoso médico canadiense Norman Bethune).
Lo más terrorífico de la pintura de Manuel es la proximidad del barco que pinta a la orilla, lo que confirma los testimonios de que se trató de un auténtico tiro al blanco sobre miles de personas. Manuel además pintó personas sin brazos mirando a un cielo cuajado de aviones. Un grito de Munch de un chiquillo de 14 años.
De la misma edad es la oscense Joaquina, que dibuja el momento en el que una bomba de los nacionales cae en el carro en el que iba a escapar con toda su familia. Estas frases acompañan al dibujo: «Nos cayó una bomba en el carro y nos lo destrozó todo y nosotros nos refugiamos en las alcantarillas y nos salvamos la vida».
La exposición puede verse hasta este sábado en el Rectorado y es de las que no se olvidan.
8 puestas en valor 8
Hace unas semanas, en un discurso de sólo 5 minutos, una concejala empleó hasta en ocho ocasiones la expresión «poner en valor», interpretación libre de un verbo francés que no existe en español. La RAE, por suerte, no fue informada de este desplante al rico abanico de verbos patrios.