Ayer vimos cómo algunos best-sellers pueden pervivir, si no en el corazón de los críticos, al menos en forma de modas que se expanden a más velocidad que el universo.
A lo mejor nadie recuerda en un par de décadas las novelas de Federico Moccia, pero ahí ha quedado para el imaginario colectivo el gesto de colocar candados en los puentes de Europa.
En Málaga, como ya dijimos ayer, el puente elegido por las parejas es el que conduce al Centro de Arte Contemporáneo, con vistas a la lengua de mar que entra por nuestro reseco Guadalmedina.
En especial, con cada llegada de San Valentín aumenta la venta de candados y son cerca de 500 los que cuelgan del puente del CAC (en el tramo de valla más solicitado un servidor ha contado 76). Y como ayer nos dejamos algunos ejemplos curiosos de amor eterno de este puente, aquí van.
Uno de los más enigmáticos es el que aparece firmado por Milo y Yeso: se trata de un gran candado y a los lados, dos candados pequeñitos. En el central está escrita la palabra «Eclipse» rodeada de halos solares. Ignoramos si su amor es tan grande que eclipsa el sol. La idea, aunque conocida por enamorados y poetas de siglos pasados, al menos se sale de la norma.
También se jalea a grupos enteros, como en este candado, escrito en inglés, cuya traducción reza: «Las locas chicas inglesas de Lucy, para siempre», una clara huella de romanticismo guiri que también podemos ver en otro candado,firmado por «Nat + Pat en España», unidos, claro está, por un corazón.
Pero quizás uno de los más conseguidos es el firmado por Roberto y Rosa, cuyos nombres están adornados por una espesa decoración de motivos vegetales que queda muy original y que habría encantado a Edgar Allan Poe.
No queda atrás la originalidad de alguien que dice querer a María y que en el candado pide que su amor sea «profundo, bueno, intenso, distinto, especial, infinito» (demasiadas expectativas y luego pasa lo que pasa).
Más comedido en esto de las expectivas es ese candado en el que puede leerse «Por una vida juntos llena de momentos felices», que ya sí parece más al alcance de los mortales.
Y hablando de grupos, tres parejas formadas por Sara y Nuri, Cris y Mac, Gio y Joa, han quedado inmortalizadas en el lado norte del puente.
Pero además hay candados de parejas tan discretas que los han colocado en la parte exterior de la valla, muchos de ellos mirando a esa lengua de mar y por tanto, sin exhibir su amor nada más que a quien intente hacer puenting.
No es el caso de Tany y Jose, quienes, seguros de sus intenciones, se han hecho grabar sus nombres en el candado, pues todos los ejemplos anteriores citados, y los de ayer, están escritos a mano.
Y no se crean que la cosa va sólo de amores: Ansite y Yolanda han dejado constancia de su relación con un «siempre amigos», que o bien anuncia una ruptura amistosa o que siguen al pie de la letra el estribillo de Los Manolos, ya saben, «amigos para siempre».
Los candados del CAC, información actual y al pie de la calle (o del puente) de los usos amorosos de estos tiempos convulsos.