Es más fácil poner una pica en Flandes que ponerla en el edificio de Tacabalera, que ya arrastra una historia de enredos políticos que ni en las más procelosas telenovelas mexicanas. Por eso, hay que resaltar el mérito y la tenacidad del coleccionista portugués Joao Malgalhaes, que está manteniendo su Museo del Automóvil contra viento y marea en este edificio.
Resueltas las desavenencias con el Ayuntamiento, que se ha comprometido en firme a apoyar este proyecto, ahora llega una buena noticia para este museo: el autobús turísitico pasará por el Museo del Automóvil.
La verdad es que, muchas veces, los medios de comunicación solemos publicar con más facilidad las noticias negativas que las que dan una alegría al cuerpo. Si el Museo del Automóvil ha sido en estos últimos meses escasamente noticiable se debe a que lo ha hecho bien. Como conoce el autor de estas líneas, el propietario de la colección ha sido un buen cumplidor de sus compromisos con el Ayuntamiento, de ahí que todo el foco de atención mediática se lo hayan llevado sus vecinos de inmueble, los responsables del Museo de las Gemas.
Mientras se producían estos problemas entre Art Natura y el Consistorio, el Museo del Automóvil no ha dejado de acoger eventos tan importantes como la presentación mundial de un modelo de Mercedes o el año pasado, el primer desfile internacional de alta costura ecológica, en unas instalaciones que sorprenden a quienes las visitan, incluso si en principio no le gustan los coches.
Con esta hoja de servicios, la llegada del autobús turístico, gracias a un convenio entre el museo y el Ayuntamiento, es un paso muy importante para darlo a conocer. Si el Consistorio abogó desde un primer momento por convertir parte de Tabacalera en espacios para museos, el movimiento se demuestra andando y no tenía sentido tener este equipamiento cultural sin una buena conexión con el Centro.
En helicóptero
Cádiz y Huelva eran las provincias que, en mayor medida, se habían salvado de las hordas del ladrillo que se han cargado parte de la Costa del Sol los últimos 20 años.
El anuncio de gran urbanización en una de las últimas playas vírgenes de Tarifa demuestra que ni en la época de la burbuja inmobiliria ni hundidos por culpa de ella, los políticos andaluces aprenden de sus errores garrafales.
Habría que devolverlos a Primaria y acompañarles de la mano por todo el ciclo formativo. Otra solución, pasearles en helicóptero por el litoral de Málaga y quizás de la fuerte impresión se planteen dejar las cosas como están.
Muros y hospitales
La entrada principal del Hospital Civil ofrece estos días una imagen bastante descascarillada, a causa del viejo muro que lo rodea, que o bien necesita otra mano de pintura, pues se cae a pedazos, o bien retirar la pintura para mostrar el veterano muro de mampostería. El estado actual intermedio sólo transmite precariedad.