Si se colocaran en fila todas las pilas de periódicos que en los últimos 20 años han hablado de la integración entre el Puerto y la ciudad de Málaga, una ardilla podría cruzar la península saltando de pila en pia, en una actualización del chascarrillo de Estrabón.
En lo que pocos malagueños caen en la cuenta es en la secular convivencia entre el arroyo de La Caleta y los vecinos del Limonar, pues hasta ahora no hay solución urbanística que haya conseguido separar este cauce inundable del resto del barrio. La integración entre El Limonar y La Caleta no es ningún sueño por cumplir sino un hecho consumado y porque no hay más remedio.
En los últimos años, este arroyo sequerón, salvo cuando despierta de su letargo, tenía cierta utilidad al convertirse en un improvisado aparcamiento, pero las trombas de agua de hace unos años enviaron un par de coches a nadar con Neptuno y el Ayuntamiento, con buen tino, colocó unos pilotes para que la fusión con el arroyo no fuera a más.
En todo caso, las calles en la que arroyo y barrio forman un todo, como Ramos Carrión y San Vicente de Paul, son un híbrido que en estos comienzos del siglo XXI resultan bastante inauditos, sobre todo porque en otros puntos de la ciudad se ha optado por cubrir los arroyos y no, como pasa en El Limonar, por dejar que atraviesen una carretera.
En 2009 este diario ya anunció un estudio para cubrir gran parte de La Caleta y dejar encima espacio para zonas de aparcamiento, peatonales y carriles bici, pero con esta crisis que nos azota, una cosa es estudiar y otra aprobar los exámenes. Paciencia.
Y eso que el arroyo, que baja por la pronunciada cuesta de este barrio residencial, tiene puntos de una altura enorme, como puede apreciarse en el famoso puente de Don Wifredo, en la calle Goethe, que por cierto tiene como vecino una de las viviendas de estilo modernista más bonitas de Málaga.
Desde el puente que recuerda al ingeniero de Obras Públicas don Wifredo Delclós, en la calle Goethe, se aprecia la contundencia y la fuerza de este arroyo que necesita, como agua de mayo, una solución mucho más integradora que la actual.
Más sobre el puente
Y sin abandonar este último rincón, hay que resaltar una curiosidad, y es que el cartel del puente de don Wifredo es el original, el mismo que se colocó hace medio siglo en presencia del ingeniero y del alcalde de Málaga el día de la inauguración.
Otra cosa es el estado en que se encuentra. Por la parte que da a la calle Goethe, descolorido y ornado con una pintada chunga, a pesar de que el cartel tiene todo su encanto. Se salva por el otro lado, porque está protegido por el muro con hiedra de una urbanización y si uno se acerca a ese lado del cartel lo verá en plena forma, todavía con color y sin pintadas. El Ayuntamiento podría restaurarlo y devolverlo a su sitio.
Trece
Ayer se cumplieron 13 años del nacimiento del periódico y de esta sección. Con su permiso, habrá que ir a por los 14.
Feliz aniversario, señor Alfonso.
Un saludo, y gracias.
Muy buen artículo. Pues a ver si finalmente se hace algo con el arroyo, mi ventana da al río y cuando está una temporada sin llover, la suciedad y los insectos se hacen bastante insoportables. Eso sin contar que en el año 89, con las inundaciones, se rompió el muro del Parque del Rosario y se llevó por delante todos los coches del vecindario (cuenta la leyenda que algunos aparecieron en las copas de los árboles).