Los paseos marítimos que se hicieron en Málaga en los años 80 y 90 están llenos de buenas intenciones. Después del temprano estreno de La Malagueta, les tocó a los barrios de Pedregalejo, el Valle de los Galanes y El Palo y a sus respectivas playas (Pedregalejo, Las Acacias y El Palo).
El resultado, para esos años, fue esperanzador, pero el paso del tiempo ha confirmado que la obra fue solamente discreta.
El paseo marítimo del Pedregal, que se extiende desde los Baños del Carmen al arroyo de Jaboneros, integrando las dos primeras playas, fue el peor parado por sus estrechuras, que en días de gran afluencia de gente –buena parte del verano– se convierten en un desfiladero para el público, que sólo puede caminar en fila india, una forma poco propicia de hacer turismo.
El paseo marítimo del Palo, aunque algo más amplio gracias a sus plazas, está jalonado por ficus que han terminado por levantar de forma exagerada su acera roja. También la profusión de mesas hace complicado el paseo en una zona que además cuenta con una suerte de carretera interior entre las casas y la playa.
Algún día, o al paso que vamos, alguna década de estas tocará rehabilitar los paseos marítimos de estos tres barrios, pero como el asunto parece incluso cuestión de siglos, la asociación de vecinos del Palo se ha querido adelantar con una propuesta de la que ya informó La Opinión la semana pasada.
Se trata de una idea bonita, imaginativa y barata que dignificaría el paseo marítimo del Palo y le daría un aire menos improvisado. Proponen los vecinos un monumento a Emilio Prados, el poeta malagueño que pasó muchas horas de su vida enseñando a leer y a escribir a marengos del Palo y sus familias.
Estaría emplazado junto al arroyo Gálica en un parterre mirando a la bahía y el monumento tendría un precio muy bajo, sólo el transporte y la instalación, porque el material y la mano de obra artística serían gratuitos. Complementando este reconocimiento, la asociación propone que el paseo marítimo esté dedicado a la Generación del 27, jalonado con poemas de sus miembros.
En la actualidad, Emilio Prados cuenta con un discreto monumento en la plaza del Padre Ciganda, basado en un diseño de Eugenio Chicano, aunque el artista malagueño no ha tomado parte en él.
La iniciativa llenaría de contenido un paseo marítimo anodino y con las raíces de los ficus haciendo de las suyas. La propuesta de la activa asociación de vecinos va más allá. Darle este atractivo poético al paseo también beneficiaría a una zona con un gran número de parados y con muchas familias que viven de la hostelería.
Las administraciones deberían estudiar muy seriamente este proyecto, que por muy pocos euros puede tener una saludable repercusión económica en el castigado barrio del Palo. Es para pensárselo.
«Cuando era primavera en España:/todas las playas convergían en un anillo/ y el mar sonaba entonces,/como el ojo de un pez sobre la arena…».