La tribuna de Semana Santa y Angela Merkel

28 Mar

Cuando despertó, la Tribuna de Semana Santa todavía estaba allí. La reinterpretación fallera de lo que antes era una tribuna sobria, elegante y muy ajustada a las dimensiones de la plaza de la Constitución dio paso, en este siglo XXI, a la sobreabundancia de la ingeniería merdellona.

La inversión más hortera de la, hasta entonces, modélica Agrupación de Cofradías, ya extiende sus torpes líneas por una de las plazas más hermosas de Málaga, que estará ocupada durante cerca de un mes por esta construcción que quedaría de perlas como mirador de autoridades para ver el lanzamiento de un misil en Corea del Norte, pero que en Málaga es un horrendo tapón visual (y sobre todo físico) de la plaza mayor de la ciudad.

Adiós a las palmeras washingtonias, despidámonos turistas y autóctonos de la fuente de Génova, la iglesia del Santo Cristo, del Ateneo y la Sociedad Económica de Amigos del País, así como de la posibilidad de pasear por este céntrico espacio que, precisamente en Semana Santa, tenía que estar liberado de este barracón de feria.

Pero es que además, a esta villa-lata con ínfulas de mansión marbellí le sienta muy mal el paso del tiempo, y podemos ver en sus metales maleados, en sus manchas de suciedad y rayones, un tenderete poco digno de la Semana Santa, que por sus ostentóreas dimensiones, sólo se llena en momentos muy aislados que se cuentan con los dedos de una mano. El resto del tiempo, es como una esquina de La Rosaleda durante un partido de Tercera División.

Presa la directiva actual de los desatinos estéticos de directivas anteriores, para colmo esta falla mayor cuesta un ojo de la cara, pues tras el hurto de parte de este desgraciado material, hubo que poner 100.000 euros para que el fatal invento se sostuviera.

Con este panorama e inmersos en la crisis económica, lamentablemente quedan muchas semanas santas para disfrutar, hasta el hartazgo, de este exagerado artefacto.

Bien mirado, también puede verse como una metáfora de la burbuja inmobiliaria, que antes de estallar en un espectáculo de luz, sonido y quiebras, dejó para la posteridad este regalito. Porque la tribuna de la plaza de la Constitución también representa nuestro lado oscuro y desaforado de nuevos ricos, esa Málaga que vivió por encima de sus posibilidades y por lo que se ve, hacía lo mismo a la hora de procesionar.

Paciencia pues a todos los que se sienten violentados por esta absurda ocupación de la plaza de la Constitución. En realidad, lo ideal será invitar este año a Angela Merkel y tras examinar las dimensiones del infausto mecano, es muy posible que la canciller obligara a la Agrupación a una reducción gradual, a tres años, del déficit visual que provoca el bicho. Servidor se ofrece para escribir, cuanto antes mejor, a la embajada alemana.

La persecución

Este sábado, visitas nocturnas al jardín de La Concepción. Si persiguen la belleza, no se la pierdan porque podrán darle alcance durante un par de horas nada menos.

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