Una exposición como la de la Sábana Santa hay que visitarla con mucha curiosidad y sin prejuicios. Sea usted creyente cristiano o no o incluso si ha oído hablar de esa famosa prueba del carbono 14 que la invalida, porque conocerá nuevas pruebas que, al menos, le harán pensar.
Por las mañanas hay menos afluencia y en estos días pre-semanasanteros, es posible recorrerla con mucha tranquilidad, con el Renacimiento y Barroco en las alturas en forma de columnas, arcos y retablos de una preciosa e iluminada Catedral.
Y lo primero que hay que decir es que, a lo largo de las 12 salas, sólo hay una manera de visitar la exposición –con audioguía– porque apenas hay textos explicativos en los paneles.
Si a usted no le gustan las audioguías, tendrá un problema, porque pocas conclusiones se pueden sacar de tantos paneles con mapas y fotografías ampliadas. En este sentido, hubiera estado mejor dar alguna opción a los visitantes a los que no les gusta este sistema.
Dicho esto, hay que alabar la iluminación, pues se ha extendido la moda de exponer cualquier asunto de siglos pasados, incluso cuando son réplicas de cartón piedra, con una luz ténue, como la que reciben los esclavos de la caverna de Platón.
No es el caso, el visitante no perderá dioptrías y podrá moverse con soltura por una muestra que, en líneas generales, un servidor esperaba un poco mejor, con menos paneles y más imaginación aunque desde luego merece la pena la visita.
Y no es que no haya creatividad. Sin duda lo más llamativo es todo lo que se aparta de los clásicos paneles, como las soluciones intermedias: ese códice búlgaro en el que aparece la Sábana Santa con idénticos agujeros a los de la de Turín, iluminados por un proyector, y eso que el códice es un siglo anterior a la datación del carbono 14.
Muy llamativa, aunque difícil de seguir con la audioguía, es la sala dedicada a la investigación forense, una auténtica sala de la serie CSI. No faltan tampoco el sepulcro, ni los instrumentos de tortura, monedas bizantinas ni varias reproducciones de la Sábana Santa.
Pero lo verdaderamente impactante es la realista talla hecha por el escultor Miñarro del cuerpo del hombre de la Sábana . Un sorprendente estudio anatómico en el que el visitante puede comprobar los estragos de las torturas romanas y quedarse impactado por el rostro de la víctima.
Las pruebas científicas realizadas a la Sábana Santa dejan muchísimas preguntas sin responder. Hay polen de Palestina, es un perfecto negativo, no hay trazos de pintura, la imagen no ha penetrado ni en un tercio del grosor de los hilos y lo más increíble, la intensidad de la imagen varía en función de la distancia tela-cuerpo, o lo que es lo mismo, se trata una imagen tridimensional. Ya me dirán, qué avezado artesano medieval fue ducho hace 9 siglos en la técnica 3-D. Una exposición para aprender y para pensar. De 9 de la mañana a 9 de la noche, hasta el mes de junio.
Paréntesis
Merecida o no, el firmante se toma una semana de descanso. Hasta la vuelta.