La Historia con mayúsculas es caprichosa y no siempre pone a todos sus protagonistas en su sitio, sino que a veces los oculta de forma inmerecida durante siglos. Así ha pasado con un coruñés que realizó importantísimas obras públicas para Málaga y que hizo posible uno de los más famosos símbolos de la ciudad.
Hablamos de Joaquín María Pery, el ingeniero de la Armada quien entre 1816 y 1817 dirigió las obras de construcción de la Farola de Málaga, retirando de la circulación una cutrísima grúa de madera de la que colgaba un farol para guiar a los barcos.
Esta grúa, por cierto, sólo cumplía su cometido cuando a su encargado le daba la real gana, ya que le daba por ahorrar el aceite del fanal y lo apagaba por la noche, por lo que los capitanes le llamaban de todo menos bonito.
La Farola puso fin a esta lamentable precariedad portuaria, pero Joaquín María Pery no se quedó ahí. Entre sus obras más notables se encuentra el desvío al arroyo de La Caleta de las torrenteras que bajaban por la calle de la Victoria.
También se ocupó del Guadalmedina, instalando dos colectores para tratar de poner freno a las inundaciones y para acabar con la fiebre amarilla desecó las famosas lagunillas que dieron nombre a la calle.
Otra de sus gestiones da nombre a un barrio de Málaga porque al desviar parte de las aguas del arroyo de los Ángeles al arroyo del Cuarto realizó un corte en una finca que pasó a llamarse La Corta.
El académico de San Telmo e historiador Francisco Cabrera, que ha estudiado su figura, logró localizar en Málaga en 2005 a dos tataranietas de este prolífico ingeniero, también en su vida personal porque según calculan tuvo de 19 a 22 hijos.
Los descendientes, dos hermanas, Nuria y Esperanza, posaron con el académico para La Opinión delante de la Farola. El deseo de los tres era que Málaga, que no cuenta con ninguna calle, pasaje, avenida o plaza que recuerde a este esforzado ingeniero, lo recordara precisamente poniéndole el nombre de Joaquín María Pery a la glorieta de la Farola.
Esta propuesta fue enviada al Ayuntamiento en diciembre de 2005 por la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y contó con el visto bueno municipal un año más tarde.
Pero las obras en el entorno de la Farola a partir de 2007 y sobre todo de 2008 dejaron la propuesta en el limbo administrativo, con la dificultad añadida de que de esos terrenos la competencia es la Autoridad Portuaria.
Ayer, una portavoz de este organismo señalaba que el Ayuntamiento no le había enviado papel alguno con el acuerdo sobre la glorieta. Precisamente, en la sesión del 28 de septiembre de 2006 de la comisión técnica de calles puede leerse que ha sido aprobado «el nombre de Joaquín María Pery, propuesto por la Academia para la glorieta que existe alrededor de la Farola».
El caso es que este acuerdo se lleve a cabo ahora que terminan las obras portuarias y el ingeniero coruñés tenga su nombre junto a la Farola de Málaga. Si no se lo merece él ya me dirán quién.
Un reconocimiento con casi dos siglos de retraso; conociendo la exacta puntualidad malagueña (valga la redundancia), ¿Qué son dos siglos de nada?
Un saludo, señor Alfonso.